Tierra de nadie

Alberto Núñez Seoane

Gobierno...¿de España?

La democracia da voz al pueblo, que no mando. Partiendo de la premisa: cada ciudadano, un voto –algo que se incumple de modo flagrante y obsceno en nuestro país, por mucho que figure en la Constitución del 78, cuando, por ejemplo, el voto de un vasco vale lo mismo que el de tres andaluces-, hemos de suponer que, una vez celebradas elecciones y formado el gobierno que corresponda, éste lo debería ser para todos los españoles: llevando a la práctica sus promesas electorales con honestidad y transparencia… salvaguardando los derechos de todos los ciudadanos… haciendo cumplir las normas y preceptos que todos hemos de asumir… y haciendo a todos, también y por encima de cualquier otra cosa, respetar y obedecer la Ley.

Ahora… tomen, por favor, asiento; disuelvan en la boca tres o cuatro, o cinco, pastillas de ansiolíticos; ingiéranlos, una vez disueltos, con un buen tazón de tila; relájense… mediten, deduzcan y díganme, a ser posible intentando ser objetivos: ¿cumple alguno de estos cuatro imprescindibles e insustituibles requisitos el actual Gobierno de España?

Bien –quiero decir: mal-, el problema primero y el más importante, el motivo causal de casi todos los graves y muy preocupantes defectos y carencias de este Gobierno 'nuestro', es su anti españolismo. Suena a disparate, lo sé, pero no lo es; parece algo irreal, imposible… por desgracia, su realidad está siendo posible; resulta incomprensible y, en cualquier caso, inasumible, sin embargo, nos lo están ‘encajando’ con camisa de fuerza y calzador, pueda una mente sensata entenderlo o no.

El Gobierno de España se avergüenza de lo español, aborrece lo español, olvida a los que dieron su vida por nuestra libertad, desprecia nuestra Historia, humilla nuestra bandera, hace de menos a nuestro Himno nacional, ningunea al Ejército, discrimina a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, detesta nuestras costumbres, capa nuestras raíces… Es un Gobierno de cualquier lugar menos de España.

Dicho esto, y en adelante, pueden ustedes imaginar, intuir o adelantar –sin mucho temor a equivocarse- cual puede ser el futuro que nos acecha -no digo que nos 'aguarda', digo que nos acecha-. Con mimbres como estos, háganse una idea de la ‘cesta’ en la que nos pueden llegar a meter.

Son hechos los que avalan lo que escribo, no opiniones más o menos subjetivas. El penúltimo dislate, el más reciente 'atentado' a la españolidad de España –valga la insistencia- lo cometió el Gobierno el pasado 26 de mayo. En ese día el Ejecutivo decretó 10 días de luto oficial por los miles de muertos –no sabemos, ni de cerca ni de lejos, cuántos son- a causa del Covid- 19.

Sin aportar razón alguna, el presidente que nos ocupa, ante la avalancha de protestas por la ausencia de una declaración de luto oficial, había dicho que lo establecería “cuando todo el país estuviese en la fase 1”. El pasado 26, tarde y mal pero con torticeras intenciones, un Gobierno en el que cabe el comunista Iglesias lo decreta… por 10 días. Haciendo gala, desde su inabarcable hipocresía, de sobradas dotes titiriteras, presume "de haber impuesto el luto oficial más prolongado en la historia democrática de España".

¿Reconocimiento tardío… rectificación de una afrenta despreciable…? Ni una cosa ni la otra tampoco. El Gobierno decreta el luto ante el profundo malestar de la inmensa parte de la ciudadanía -no le hacen falta más enemigos de los que ve multiplicarse por días- y lo hace, incumpliendo –una vez más- lo que su presidente había dicho, porque un tercio del país aún no estaba en la fase 1, entonces, ¿por qué ahora y no antes, o después?

Sencillo: si Sánchez esperaba a cumplir con lo que dijo, corría el riesgo de que el luto oficial comenzase después del 30 de mayo ¿Y qué pasaba el 30 de mayo? Pasaba que era el Día de las Fuerzas Armadas: habría una gran celebración militar, homenaje a la bandera… de España, Himno nacional… de España, sonando una y otra vez, protagonismo del jefe del Estado –no del presidente-, desfiles de los Ejércitos… de España y de la Guardia Civil… española.

Nada de 'esto' le gusta al Gobierno, es más, mucho de ‘esto’ le da tres patadas en el estómago al Gobierno… 'de España', así que declaró luto oficial el 27 de mayo y durante 10 días, hasta el 5 de junio. No por su "profundo sentir", más bien para que el 30 –con el país de luto- no se celebre nada de lo que se tenía y debía haber celebrado -durante el luto oficial ninguna de estos acontecimientos pueden tener lugar-: ¡blanco y en botella!

¿Lo ven? Deberían sentirse orgullosos, como españoles y con más razón como Gobierno de España, de un día como el de las Fuerzas Armadas, pero no es así: ni lo están, ni se les espera. Repito: lo gravísimo de la situación que vivimos, y de la que estamos por vivir, es que la solución está en manos del problema.

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