Desde la Castellana

Entre los 'Gürteles' y los EREs, todos golfos

Yeso que no entro en el caso ‘Faisán’, que es otra de fuegos artificiales. O sea que, bajo la excusa de que había que llevar a buen término las conversaciones de paz que mantenía el Gobierno con los etarras, desde el Ministerio del Interior, da igual el cargo, se producen una serie de llamadas al bar Faisán, de Guipúzcoa, para avisar a los etarras de que los van a detener. Y estos escapan. El chivatazo acaba sabiéndose y dependerá ahora de la agilidad y significación política del Fiscal y del Juez de turno el que acaben procesados los altos cargos de Interior que, no sólo realizaron la llamada y el chivatazo, sino de los que consintieron en realizarlo. Mucho me temo que esto acabará salpicando al que ahora está en todos los fregados, que es el súper poderoso de Pérez Rubalcaba.

No me extraña que cuando salen los resultados de las encuestas que realiza periódicamente el Centro de Investigaciones Sociológicas, además del paro, la preocupación más inminente de los españoles radique en la calidad de la clase política. Y es que para muchas cosas, la ciudadanía no tiene que esperar a los resultados judiciales, sino que existe un especial olfato, un sexto sentido, en señalar la culpabilidad de los políticos, por más que se tenga en cuenta la presunción de inocencia.

¿Y usted cree que son inocentes los responsables de la Junta que repartieron a manos llenas millones de euros en prejubilaciones y EREs de amiguetes? Desde 2005, que ya ha llovido, la Intervención de Cuentas de la Junta le había denunciado ante la Consejería de Empleo que se estaban haciendo las cosas mal. Y que se concedían jubilaciones, prejubilaciones e indemnizaciones de forma irregular y precisamente a los amigos del partido. Y lo que es peor, con ese “fondo de reptiles” –no lo digo yo, lo dice el entonces director general de empleo- que eran cerca de setecientos millones de euros destinados a los parados de larga duración y a los que no tenían qué llevarse a la boca. Pues se concedieron cantidades millonarias a jubilados o despedidos que nunca habían trabajado para las empresas mencionadas, ni figuraban como cotizantes de la Seguridad Social ni tenían derecho a recibir las enormes cantidades que se embolsaron.

    Y si cambia usted la mirada y se fija en lo que pasa por tierras valencianas, los jueces también tienen por delante dilucidar y fallar si el presidente del Gobierno de aquella Comunidad trincó a cambio de favores. Lo que se llama lisa y llanamente cohecho. Las cantidades ya dan igual, pero que el Presidente de la Generalitat se dejase regalar unos cuantos trajes, unas corbatas y tres o cuatro pares de zapatos, ¿es de recibo? ¿A qué nivel ha llegado la moralidad de la clase política española?  Y este señor, que no tengo ni idea de cómo escapará de los fallos judiciales en los procesos que tiene abiertos, se salta la disciplina del PP y su grupo en Valencia decide que es el candidato para las próximas elecciones. Como la gente es tonta y no tiene criterio, pues allá que me voy a por los votos del mas estricto populismo.

    No hace falta mirar muy lejos para darse cuenta de que ciertos políticos no dan precisamente muestras de ejemplaridad. Siempre se recurre al tópico de que los políticos, en general, son buena gente, con sentido de la moral y entrega para los demás. No lo pongo en duda. Pero cuando se hunden en el sillón, se identifican con el poder y llevan años ejerciéndolo, parece que fuera suyo. Y hay que recordar que el político es el administrador de los bienes ajenos para hacer mejorar a la sociedad y a los ciudadanos. Y los partidos, si no hacen una buena “limpia” de vez en cuando, se convierten en un nido de golfos. ¿Verdad que es así?

adaroca@nortideas.com

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