La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Haz que pase, haz que pese Vox

Es curioso: para combatir a la ultraderecha, Pedro Sánchez la lleva al debate en la tele y el CIS hincha sus expectativas

Ala campaña de Pedro Sánchez (viernes sociales, mutismo sobre Cataluña, moderación neófita, CIS al servicio de la causa) le faltaba una pata: escaparse de un auténtico debate con sus adversarios, sobre todo con Pablo Casado. Ya la tiene. Un debate a cinco. Para que los tres de la derecha se peleen entre sí y él salga indemne y victorioso. Un debate para no debatir.

El tedioso debate sobre los debates electorales, repetido en cada campaña, lo ha zanjado esta vez Pedro Sánchez con desparpajo, metiendo en el ajo a un partido extraparlamentario (Vox) por la sencilla razón de que a él le conviene esa presencia para que los espectadores-electores visualicen la división del bloque conservador y los peligros de la ultraderecha. Curioso razonamiento: para combatir a la ultraderecha, démosle cancha.

Cancha a la que no tiene derecho. ¿Qué criterio es ese de que participen en el debate televisivo todos los partidos a los que las encuestas atribuyan más del 10% de los votos? ¿Por qué el 10% y no el 15% o el 8%? Lo objetivo, y lo que establece la legislación electoral, es que debatan los candidatos de los partidos que ya tienen representación parlamentario, sin incluir a los que hipotéticamente la obtendrán el 28-A. Aquí no. Aquí el candidato socialista escoge a sus contendientes y escoge la fórmula en función de su particular interés. Nada de un cara a cara con Pablo Casado (el segundo en la carrera según todas las encuestas, que en este caso ya no le valen a Sánchez como criterio selectivo), mejor un debate a cinco en el que tres se van a despellejar en pugna por el mismo espacio electoral y el cuarto se desgañitará intentado eludir su condición de monaguillo (de Sánchez). Así él resplandecerá.

La verdad es que esto de la regulación de los debates electorales es una asignatura pendiente de la democracia española. En la práctica, y reiteradamente, no se concibe como un derecho de los ciudadanos, sino de los gobernantes de turno. Así lo ha ejercido Pedro en esta ocasión, humillando de paso a la televisión pública, que por ley no puede introducir con calzador a Santiago Abascal. Pedro Sánchez desvela la concepción que alberga de la RTVE. Aproximadamente la misma que tiene sobre el Centro de Investigaciones Sociológicas: un instrumento a su mayor gloria.

El CIS de Tezanos hincha las expectativas electorales de Vox y el debate a cinco multiplica su presencia. Lo decidió Pedro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios