LA madrileña ciudad de Tres Cantos, en su teatro y a través de la Casa Cultural de Andalucía, le ha rendido un homenaje al pintor jerezano Juan Gutiérrez Montiel. Nos correspondió el honor de hacer el ofrecimiento y puedo dar fe de que resultó un acto tan entrañable como lucido en su conjunto. Presentado por José Luis Yañez, en primer término se proyectó un video de Jerez y tras nuestras palabras y la lectura de las adhesiones, se sucedieron en el escenario las voces de los poetas locales, que rindieron con sus versos pleitesía al artista cuya vecindad les enorgullece. Seguidamente actuó el Grupo de Danza de la Casa de Andalucía de Getafe, con un amplio y brillante repertorio, cerrando las participaciones artísticas el cantaor Pepe Alconchel con el tocar Pascual de Lorca. Finalmente, Juan Gutiérrez Montiel recibió emocionado una placa en recuerdo de la efemérides.

Por su personalidad artística y su calidad humana Juan Gutiérez Montiel se merece la estima, el aprecio, la valoración de todo aquel que le conoce. El homenaje que le ha tributado la vecindad andaluza de Tres Cantos es un testimonio de admiración incuestionable, porque quien haya contemplado una de sus obras, reconocerá inmediatamente un cuadro suyo, su pintura es inconfundible de tan personalísima. Este es su mejor y más acusado mérito, una propiedad que se nos antoja de suma importancia. Apuntemos al respecto aquello que le confesó un día Picasso a Sabartés: "Lo que cuenta es lo espontáneo, lo impulsivo. Esa es la verdad verdadera". Y no olvidemos tampoco lo que pensaba Paul Eluard, quien creía preciso que el hombre, el artista, se apodere de la realidad, la domine, porque la realidad no puede nunca confundirnos, ni se enmascara, según decía. Incluso aseguraba que no existía el ángel de la realidad, sino que era un peligro que una vez contrastado no había que someterse a él. En torno a esta idea, a esta atractiva y profunda teoría, ¿cómo se ha desarrollado la evolución pictórica de Juan Gutiérrez Montiel? Creemos que llegando a un dominio de la realidad, pero transfiriéndola a un neofigurativismo o neofiguración, realismo lírico a nuestro entender, transido por una personalización patente.

Muchas opiniones críticas podríamos transcribir sobre el arte de Juan Gutiérrez Montiel. Valga como ejemplo la de Angel Marsá: "La pintura de Juan Gutiérrez Montiel, más que una afirmación categórica es un ensueño, una sugerencia. La ecuación, aquí, no sería pintura=naturaleza, sino pintura=poesía" (ý) Hoy le ha tocado el turno al arte intimista, a la fórmula pintura=poesía, porque este arte, que es el arte de Juan Gutiérrez Montiel, también se halla incurso en el avatar de la época y en su función condigna de testimonio".

Esperamos que su ciudad natal, Jerez de la Frontera, tenga pronto la gentileza de rendir honores, homenaje, a uno de sus hijos más distinguido en el mundo del arte, como prueba su trayectoria plena de premios, obtenidos aquende y allende las fronteras.