La columna

josé / rodríguez / carrión

¡Honorablemente esposado!

V AYA tela la que se ha liado, especialmente en las redes sociales, con la recogida y vuelta a casa del religioso español infectado por un virus mortal si no se cuenta con unos mínimos cuidados de aislamiento, higiene y tratamiento. Tan es así, que ha salido el gobierno a decir que le pasará la factura a la Orden de San Juan de Dios para que la pague. ¡La leche! ¿Y la factura contempla el desalojo y traslado de todos los enfermos de un hospital? ¿Contempla las horas extras que tendrán que hacer los cuidadores para atender al paciente durante las veinticuatro horas? Desde luego la estulticia es libre y en algunos ámbitos llega a niveles increíbles. Hay otras cuestiones que pueden asustar, como traer el virus a Europa, la seguridad de la comunidad, y otros miedos que pueda tener la población, especialmente por la falta de explicaciones de quienes deberían tranquilizarla; desde luego vaciar un hospital para atender a un enfermo no es la mejor publicidad para tranquilizar a nadie. Pero lo de pasar la factura a la Orden de San Juan de Dios, además de que no me creo que tengan narices para ello, nos plantea otras cuestiones, como por ejemplo: ¿a quién le pasan las facturas cada vez que traemos a casa a un secuestrado español en otro país? ¿Quién paga el traslado del cadáver de un soldado muerto a miles de kilómetros para recoger el cual mandamos un avión con mandos y un ministro a bordo? Lo mismo es que había que dejar que se muriese abandonado en el hospital donde tantas vidas salvó, y entonces el viaje a casa hubiese sido gratis. Lo dicho, que lo de pasar la factura solo se le ocurre a alguien que no es capaz de enfrentar la libertad de expresión y quiere contentar a los que más gritan. Así nos va.

A ver si aplican la misma supuesta firmeza con el que era honorable y ahora supuesto delincuente, que se permite cachondearse de los ciudadanos y de la justicia diciendo que si los jueces o la agencia tributaria le quieren preguntar algo, lo mismo hasta les contesta. Yo le llevaría ante los jueces, pero eso sí… ¡honorablemente esposado!

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