La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Lo que Illa deja por detrás

"El desafío que tienes por delante es apasionante y complejo", dijo Sánchez. ¿Más que el que deja por detrás?

Illa se va a las catalanas un día antes de su comparecencia en el Congreso. Con una gestión tan criticada, tantos muertos desde marzo hasta ahora y en pleno descontrol de la tercera ola, el ministro de Sanidad salta del ministerio como Lord Jim del Patna y esquiva la obligada comparecencia. A estas alturas acumular adjetivos peyorativos sobre este ministro y su gestión es redundante. Un último detalle indecente no ennegrece su trayectoria. Está tan ennegrecida por improvisaciones, mentiras, medias verdades, errores y politización de la gestión de la pandemia que nada la puede oscurecer más. Se va como un matador sin vergüenza torera bajo una lluvia de almohadillas en forma de críticas que le llueven desde los tendidos de la oposición e incluso algunos de la izquierda.

Lo único bueno que se puede decir de él, y estos días se repite, es que es muy educado. Me recuerda a una señora que cada vez que le hablaban mal de un petardo de su misma clase social decía: "Sí… pero es tan educado". Se le saltaron las lágrimas cuando fue nombrado candidato. ¡Mira que ha tenido motivos para que se le salten en público! Pero fue su designación lo que le conmovió. Tras mentir -como suele- diciéndole "entiendo perfectamente tu decisión", cuando la decisión la ha tomado él, Sánchez añadió: "El desafío que tienes por delante estos meses y años es apasionante y complejo". Vaya, hombre. ¿Y el desafío que deja por detrás? Asombra la falta de empatía de esta tropa, su egocentrismo narcisista, su ensimismamiento en juegos y estrategias de poder, su ceguera para con los problemas más dramáticamente urgentes, su desinterés por el bien común siempre sacrificado al de su persona y su partido.

Desde el PSOE, sus comulgantes con ruedas de molino y sus voceros mediáticos -lo peor que tiene la desvergüenza es que mancha a cuantos la practican, pero también a quienes la consienten y justifican- se dice: "Primero querían que se fuera y cuando se va le critican por irse". Es que hay formas y formas, y momentos y momentos, de irse. Lo que se le pedía es que dimitiera por su pésima gestión, no que dejara el ministerio sin comparecer, sin atender las apremiantes exigencias de las autonomías para confinar severa y selectivamente o adelantar el toque de queda, en lo peor de la tercera ola, para presentarse como candidato "avalado" por esa pésima gestión que los de la adhesión inquebrantable consideran brillante.

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