Inocente, inocente

Aunque usted preferiría, como yo, otro patronazgo, me temo que los Santos Inocentes son también patrones nuestros

Si coincide que publico artículo en la festividad de los Santos Inocentes, aunque sea tan triste, yo lo celebro. Es una oportunidad de recordar la tragedia del aborto, de cuyas víctimas los inocentes de Belén son patrones naturales. "La fiesta tiene un regusto de cuento infantil de miedo: el ogro Herodes hace degollar a unos recién nacidos que son la total inocencia indefensa", explicó Carlos Pujol, que se cuidó de añadir: "Hoy los inocentes no mueren a filo de espada, sino de aséptico bisturí, la orden de matar la dan sus propias madres bajo el amparo de la ley que firmar reyes y políticos, y la matanza universal se juzga un signo de progreso y un paso más hacia la felicidad".

Los Santos Inocentes tienen un patronazgo más extenso y su trabajo se multiplica. Porque en realidad son los intercesores de cualquier víctima que el Poder sacrifica para asegurarse su posición o por miedo a perderla. Ya saben que Herodes mandó matar a los niños para que no se le fuese escapar sano y salvo el Mesías que podría, en un futuro, poner en peligro su trono. Que se le escapó.

De modo que aquellos niños de los alrededores de Belén deberían ser invocados cada vez que la razón de Estado -ya sea de los estados nacionales o de los organismos internacionales o de las grandes corporaciones o de los lobbies de poder- se cobra víctimas. Son los defensores de los humildes, los intercesores contra las arbitrariedades.

De ellos no sabemos ni sus nombres ni tampoco su número. Es una imprecisión muy exacta. Ahora tampoco sabemos el número de las víctimas ni quiénes son ni dónde están siendo, porque el Poder, que gusta tanto de los focos para pavonearse, prefiere la oscuridad para promocionarse. También hay sacrificios menos cruentos, pero reales, como cuando se deja caer una industria por una razón política o demagógica o se hunde la economía (con sus miles de familias damnificadas) por una cerrazón ideológica. Y están también los Herodes preventivos que alientan políticas antinatalistas con lo que legan la nada a nadie y destrozan, eso sí, el futuro de las sociedades.

Empezando por los niños abortados, hoy es un día (en medio de las navidades, para que no olvidemos los claroscuros de la vida) para tener presentes a todos los inocentes. Entre ellos, con absoluta seguridad, nos podemos contar nosotros, aunque todavía no nos hayamos dado cuenta del monigote que nos habrán colgado ya a la espalda.

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