LOS políticos han escogido un palacio como sede para intentar arreglar la crisis. Se ve que les gustan los contrasentidos y quieren dar teatralidad al asunto, partiendo del escenario mismo. Cuando los veo salir del palacete de Zurbano me acuerdo de la farsa guiñolesca "los intereses creados" de Benavente. En ella se proclama que para triunfar en la sociedad burguesa presidida por las apariencias "Mejor que crear afectos es crear intereses". Por semejante lema se deja arrastrar hasta la justicia que también obtiene beneficio de la picaresca. La bellaquería que da origen a la obra termina justificada por el amor y no todo es farsa en la farsa aún cuando se dice: "Y en ella (la comedia) visteis que a estos muñecos, como a los humanos, muévenlos cordelillos groseros, que son los intereses, las pasioncillas, los engaños y todas las miserias de su condición…".

Volviendo a la realidad: ¿Para qué tanto empeño en vendernos el gobierno que quiere pactar y que es la oposición la que no quiere? ¿Para qué fingir la oposición que estaría dispuesta a pactar si no lo está? ¿Por qué nos desprecian?

Me acuerdo cuando saltó la crisis y acordaron sin tanto alarde ayudar a la banca. No hubo aspavientos ni poses. Se le quiso dar normalidad aunque todos nos quedamos patidifusos.

En democracia, el lugar para arreglar la crisis debería ser el parlamento pero se ve que no, entre otras cosas, porque casi siempre faltan o duermen muchos de los diputados.

Cuando los políticos se apartan de la realidad, los ciudadanos nos apartamos de la política.

Para una farsa como la que vienen montando yo prefiero soñar con la literaria en la que al menos de manera callada triunfa el amor: ¡Alma del silencio, que yo reverencio, tiene tu silencio la inefable voz de los murieron amando en silencio, de los que callaron muriendo de amor, de los que en la vida, por amarnos mucho, tal vez no supieron su amor expresar!