Tribuna libre

Eloy López Cerdeño / Coordinador Área Economía Y Empleo -IULV-CA Jerez-

Izquierda Unida y la crisis económica

LA situación del paro en nuestra ciudad es grave, sobre la gravedad generalizada en nuestro país, y los datos sobre su número y evolución comienzan a ser sobrecogedores. Es por ello que es necesaria la participación de todos -Instituciones, agentes sociales y económicos, participación ciudadana- para hacerle frente, así lo recogimos en nuestro programa electoral municipal, El Pacto Local por el Empleo, y así lo hemos elevado como propuesta en nuestro Ayuntamiento sin resultado. La manifestación que, con el lema 'Por el empleo y la protección social', se llevó a cabo ayer es coherente con una situación que nos afecta, en mayor o menor grado, a todos los trabajadores y a todas nuestras familias, y es ante todo una llamada de atención a nuestros gobernantes para que apliquen las medidas convenientes para atajarla.

La crisis económica, apenas iniciada en los países más desarrollados y sus repercusiones a escala planetaria, con sus gravísimas consecuencias en la destrucción masiva de empleo y del empobrecimiento de los trabajadores, de sus familias y de los países por los que se extiende, no es algo que se haya abatido insospechadamente sobre nuestras cabezas como cataclismo geológico impredecible, responde a la propia dinámica de un sistema económico capitalista, neoliberal a ultranza en los últimos decenios, en el que el mercado ha sido el becerro de oro que ha regulado nuestras vidas, en el que el "dejar hacer" a los agentes económicos y el adelgazamiento de los Estados en sus funciones económicas y sociales iban en paralelo. El beneficio como último fin del sistema era justificado -pese a las lacras de explotación y miseria que conlleva a gran parte de los países del Tercer Mundo y, en menor medida al nuestro- por su capacidad de generar bienes productivos. Sin embargo difícilmente es ocultable su injusta distribución entre los países y las poblaciones. En efecto cualquier interesado puede comprobar como el sistema ha polarizado la producción de riqueza en unos pocos países -los denominados desarrollados- y la extrema pobreza en otros, y, entre las poblaciones, como una minoría de ellas controla buena parte de la misma frente a la mayoría que se reparte el resto. Y lo peor, como esta polarización se acrecienta en el tiempo. Ello de por sí constituye un "handicap" para la supervivencia del sistema capitalista: ¿quién comprará sus productos? Ahora, en la fase que nos ha llevado a esta crisis, el beneficio prima por encima de cualquier otro fin, no precisa de justificación: el capitalismo especulativo financiero, que detrae a escala mundial de inmensas cantidades de dinero que no emplea ya en la economía productiva y sí en especulación-productos "sub-prime" en EE.UU, burbuja inmobiliaria en España, por ejemplo-, que no produce bien alguno a la sociedad, antes al contrario, ha desembocado en la actual grave crisis del sistema. Este fenómeno ha sido analizado hace años por economistas honestos, no alineados con el sistema y sus beneficios, que lo calificaron como "bomba nuclear en la economía globalizada dispuesta a estallar en cualquier momento". Nuestros gobernantes de acá -PP, PSOE y UE- y de allá -EEUU- por ficción, ignorancia o mimetismo, han hecho como si no vieran lo que se nos venía encima y estos son los resultados. Ahora una buena parte de los trabajadores de los países desarrollados comienzan a notar los efectos perversos del sistema.

Pero esta crisis, una vez superada, no será la última de un sistema económico incapaz de dar respuesta a los problemas -cada vez a mayor escala- que aquejan a la mayoría de una población en una economía globalizada: crisis de crecimiento, ecológica, energética, demográfica… Por ello intentar refundar el capitalismo sobre las mismas bases para atajar la actual crisis -al como se ha intentado en la reciente reunión de los Jefes de Estado del G-20, ampliado o sin ampliar- no deja de ser un ejercicio en el mejor de los casos de buena voluntad, inyectando ingentes cantidades a quienes -como la banca- más eficazmente han contribuido a crear esta situación.

Si el análisis anterior es necesario para quienes quieran informarse más allá de las interpretaciones interesadas para mantener el actual sistema, IU desde su organización y su presencia en las instituciones del Estado considera que es posible paliar los efectos de la crisis sobre el empleo y salir de ella con la potenciación de un nuevo modelo productivo que debe ser discutido democráticamente, tal como se recoge en su documento "Contra la crisis, crear empleo". De forma muy resumida dicho documento tiene tres ejes de actuación, con aplicación medidas políticas y económicas: Primero, medidas de choque en defensa del empleo existente y para la protección de familias en dificultades (que implican el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y a las familias especialmente afectadas por el desempleo). Segundo: Medidas de apoyo a la economía real con el objetivo de reducir la tasa de desempleo. Tercero: Medidas para avanzar en la creación de las condiciones para un cambio de modelo productivo (entre las que, ente otras políticas, contempla la del reforzamiento del sector público). Estas medidas vienen cuantificadas tanto en el cumplimiento de objetivos marcados como de inversiones necesarias para su consecución, y no superan las medidas de apoyo a la Banca aprobadas por el Gobierno.

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