Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

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Jerez : Cano, Puyana, Llagas y el ungüento de la sangre

Alfa: Machacona y machadianamente observo "monotonía de lluvia tras los cristales" cuando me siento al teclado de la tablet en este domingo que amanece con el negro vestigio de la noticia necrológica: ha fallecido José Manuel Cano, padre de mi amiga y compañera Rocío -gran persona ella donde las haya y profesional solvente y eficaz sin parangón-. La muerte, querida Rocío, ya ves, sobreviene como una exhalación, como un correcaminos intruso, como un bronco imperativo, para arrasar a sus anchas in ictu oculi, en un abrir y cerrar de ojos. Tu padre ahora pisa el edén de los hombres justos. Allí donde no existe la enredadera del dolor ni la fugacidad del tiempo. Sigue cultivando tú de por vida las enseñanzas que te legara tu progenitor. Así mantendrás vivo su espíritu, su legado vital, su cariño… No sientas vértigo, compañera, ni temas por el ungüento de vuestra misma sangre. Como dijo el personaje interpretado por Antonio Ferrandis al de José Bódalo en la mítica escena de 'Volver a empezar': "Todo está bien". Sentirás a partir de ahora la compañía, el aliento, la protección de tu padre. Lo cantó el poeta clásico: "Camino junto a ti porque me haces falta, hija mía". Ya sobrevuelan a tus espaldas, Rocío, dos Ángeles de la Guarda. Palabrita del Niño Jesús. Te lo juro por mi propia experiencia personal. ¿Verdad que sí, María y Alicia y Carmen Ruiz-Henestrosa?

Beta: Es de admirar la capacidad de resiliencia -de adaptación y readaptación- que vienen demostrando las cofradías ante esta abdicación o revelación de la Naturaleza que hemos dado en llamar pandemia. ¡Qué palabro! Ojalá pronto este revoltijo -el del coronavirus dando por saco hasta en la fábula del mal sueño- pueda relatarse con título poético de Caballero Bonald: 'Memorias de poco tiempo'. Esta pasada semana contacta conmigo por WhatsApp el buen cofrade y Hermano Mayor de la Hermandad del Nazareno de Rota -¡menuda corporación!- Manuel Jesús Puyana. A través del teléfono inteligente echamos un ratito de gran categoría -como diría el amigo Manolo Picón-. Puyana quería adoptar una decisión acertada con los cultos de su señera cofradía en tanto -en un signo de madurez, coherencia y responsabilidad- aunque su sede canónica es amplia no deseaba poner en riesgo la salud de las personas. Normal, comprensible, de cajón. Me consulta qué vamos a hacer en las Cinco Llagas con el Quinario que fue aplazado -jamás se planteó ninguna suspensión- a finales de enero precisamente entonces en la coincidencia de la semana de mayor índice de contagios. Nota bene: el aplazamiento fue consensuado con el director espiritual de la cofradía y el delegado diocesano de Hermandades, quien ha demostrado bastante comprensión, a tenor de la peligrosidad que por momentos arroja la pandemia, para con las hermandades jerezanas que han ido posponiendo o suspendiendo según qué convocatorias. A Puyana recomiendo que consulte a la delegación y de seguro entrambos tomarán la decisión más propicia y conveniente y que las Cinco Llagas en efecto sí convocaría su Quinario -con fecha pactada de antemano otra vez con el predicador- (de todo ello se daría cuenta al director espiritual en la mañana del pasado Miércoles de Ceniza, como de hecho así sucedió de manos del Teniente Hermano Mayor y el Secretario). Terminamos hablando de la majestuosidad del Señor de la Vía-Crucis. Con un olé compartido entre Rota y Jerez. Por esta razón me enorgulleció que algunas jornadas más tarde la delegación diocesana anunciase el margen de un par de semanas para las Hermandades que tuviesen que celebrar sus cultos cuaresmales. Recordé la conversación con el bueno de Puyana. Y la ayuda que le habrá supuesto esta nueva alternativa. Lo dicho: resiliencia por todas las partes para así ganar enteros en una Cuaresma que será histórica en unión, comprensión, amor… Y verdad.

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