Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Jerez: Rossi, Manolín, Enrique…

Alfa: Cuando me siento al teclado isla de la tablet, en aras de abocetar a vuela pluma este omnipresente artículo, apenas resta una hora para el comienzo de la gran final del Mundial de Rusia. Un servidor se retoza entonces encima de la confortabilidad de las teclas. En nanas de remembranza. Porque farfulla mentalmente contrariedades que ruedan a balón parado. Así de contradictorio y así de surrealista. De un surrealismo con palmeo de Bretón y mano de garfio del capitán animado de los viejos recuerdos. Todos los Mundiales de Fútbol se entroncan indistinta e invariablemente con el -match play, materia prima, matchiche- celebrado a bombo -el del orondo y carpetovetónico Manolo- y platillo -el de los soniquetes de la infancia- en España hace ya la friolera de años de cuyo número no quiero cervantinamente acordarme.

Nacíamos al fútbol entonces, niños de la EGB como éramos -allá cuando los taxistas eran todos y todas taxistas y no también ‘taxistos’ y los Madelman astronautas eran tales cuales y jamás Madelman ‘astronautos’ y los presentadores de ‘Estudio Estadio’ serían considerados periodistas (sin menoscabo del estéril debate paralingüístico: a la fuerza, ahorcan) y no ‘periodistos’. ¿O existen -cacareando a la gresca- en el Gobierno de Pedro Sánchez socialistas y ‘socialistos’ de tal calibre que se han arrogado el derecho adquirido -en razón de la monomanía de los ideologismos- para así ejercer de patriarcas y ‘patriarcos’ y matriarcas y ‘matriarcos’ de la nova prosodia, ortografía, morfología y sintaxis de la gramática del español -dicho sea con los perdones del vocablo referido a las personas naturales de España-?

Digresiones aparte, decía que los niños del 82 abríamos los ojos como platos a la fascinación futbolística y a las enseñanzas deportivas de Naranjito. Como -dum spiro, spero- me opongo frontalmente a la engañifa de que todo tiempo pasado fue mejor, puedo prometer y prometo -sin rebelarme y sin resbalarme del dintel del aire- que aquello practicado por los talones de Sócrates, por los pases largos de Cerezo, por los regates de Lato, por los cañonazos de Falcao, por las triangulaciones de Paolo Rossi, por la técnica de Rummenigge, por la velocidad de Tardelli, por las aéreas paradas (imposibles) de N’Kono sí era fútbol de componentes consustanciales a la concepción estelar del deporte rey.

Lo de este Mundial ha sido el antifútbol, el contrafútbol, el enroscamiento, el encastillamiento atrás, los once defensas, la destrucción de la jugada, la conservación a la baja del resultado, el marcaje de la pasividad, el conformismo a veces, la ausencia de profundidad, el toque por el toque, el minutaje de la posesión del esférico, el vacío de los cambios de ritmo, el apisonamiento -la apisonadora- de un toma y daca de este a oeste… Un lienzo sin trabazón: un pienso sin balón. Ojalá en una hora la gran final desdibuje este máximo común denominador. Ojalá…

Beta: Toman posesión de sus cargos los miembros de la Junta de Gobierno de la estimada y estimable Hermandad de la Esperanza de la Yedra. Echo una ojeada a la foto de familia del equipo dirigente presidido por Manolín Hurtado -un hombre “de siempre” de aquella santa casa- y descubro a bote pronto que descansa -merecidamente- el ejemplarísimo cofrade -¡muchos como él para las cofradías jerezanas!- Enrique Otero. No quiero apuntarme ningún tanto a porta gayola o a portagayola: pero tomen buena nota los íntegros cofrades de la Hermandad de la Viga. He aquí un nombre entregado a la causa de la Esperanza que duerme y se despereza a la aurora de la Plazuela. En los setenta ya formaba parte del Cabildo de Oficiales. Y jamás dijo nones a las causas de su corporación. En los últimos ocho años como mayordomo sólo le ha restado dormir a diario intramuros la Capilla. Sumen además el fino gusto cofradiero, la diplomacia en las formas, la simpatía en el trato… El criterio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios