Desde el fénix

José Ramón Del Río

Jueves

Los azares del calendario me han traído, como regalo anticipado de Reyes, dos semanas de vacaciones, porque los dos únicos días del año en que no se publican periódicos (el día de Navidad y el de Año Nuevo) han caído en jueves, que es el día de la semana en que aparece, en este periódico, mi colaboración. Después de escribir "azar", me arrepiento porque no hay nada menos fortuito que el calendario gregoriano por el que nos regimos, que ya sabe en que día de la semana caerán Navidad y Año Nuevo en el año que usted quiera saber, por lejano que esté.

A mi el jueves me parece un día simpático porque leer, impreso, lo que uno ha escrito supone convertirse en espectador de uno mismo. Ruiz Zafón, al principio de su último libro, dice que nunca se olvida la primera vez que se ve el nombre de uno impreso en un pedazo de papel, que vivirá más que el que lo escribió. Pero mi simpatía por el jueves viene de más atrás; de cuando en el colegio no había clases el jueves por la tarde, porque entonces no existía la semana inglesa que ha convertido para muchos, los sábados en días no laborables e, incluso, inhábiles. Cuando los seminaristas estaban internos en el seminario, el jueves era el día de su salida y se les veía pasear por la ciudad en doble fila, con las becas rojas sobre los hombros y presagiando que, al día siguiente, saltaría viento de levante. Hoy se llama jueves al mercadillo de los gitanos que se instalan ese día de la semana en algunas poblaciones. En fin, los jueves han sido el día de la paella en casas de comida y comedores escolares.

Contra lo que puede pensarse, la división del tiempo en semanas no tiene su origen en el Génesis, donde se dice que Dios creó al mundo en seis días y el séptimo descansó. La división del tiempo en años, días y semanas, tiene su origen en los astros; el año es el tiempo que tarda la tierra en girar alrededor del sol; el día, el que tarda en girar sobre su propio eje, y la semana es el resultado de dividir los 28 días del mes lunar en las cuatro fases de la luna: llena, menguante, nueva y creciente. Por ello, los días de la semana llevan los nombres de los siete astros que los astrónomos antiguos podían visionar: lunes, por la Luna; martes, por Marte; miércoles por Mercurio; jueves por Júpiter; viernes por Venus; sábado, por Saturno y domingo por el Sol. En nuestro idioma, domingo viene de Dominica o Día del Señor, pero en inglés se dice Sunday; o sea, día del sol.

-Oiga, don José-Ramón, y a mí que me parece que después de tanta vacación, en lugar de esmerarse en redactar un artículo comentando la actualidad, lo que ha hecho ha sido una faena de aliño.

-Quizás amigo lector, pero ya es bastante malo lo que ocurre en la actualidad, para que yo se la recuerde con mi comentario.

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