QUE un ciudadano con cuentas pendientes con la Justicia no tenga la más mínima oportunidad de aprovecharse de lo que buena parte de la sociedad percibe como un inextricable laberinto de complicado y difícil control, es decir, la intrincada red de juzgados, es el objetivo prioritario del sistema informático puesto en marcha por la Consejería de Justicia. Se trata, ni más ni menos, de establecer entre los principales agentes de la gestión judicial diaria -esencialmente jueces y secretarios- los mecanismos que las nuevas tecnologías ponen al servicio de la Administración para hacer más fluida y rápida la comunicación entre los distintos juzgados. Se persigue así con esta fundamental interconexión que -por error u omisión, ambas circunstancias motivadas en no pocas ocasiones por puro desconocimiento- un delincuente sobre el que pesa una orden de busca y captura pueda escabullirse sin mayores problemas de otro tribunal en el que acaba de prestar declaración por otra causa. Sin ir más lejos, el paradigma de estos "desaguisados" judiciales -el término no es nuestro, sino del presidente del TSJA, Augusto Méndez de Lugo- es el tristemente recordado caso Mari Luz, la niña onubense presuntamente asesinada por alguien que se encontraba en libertad debido a una cadena de errores gestados en el seno de la mastodóntica Administración de Justicia. Abortar, pues, esta clase de fallos, es la meta de este "paso de gigante", como lo ha calificado la consejera de Justicia, Begoña Álvarez, que quiere otorgar más seguridad jurídica y tranquilidad para los ciudadanos. La puesta en marcha de este programa se aplica en principio a 64 juzgados de lo Penal andaluces. El tiempo y la experiencia dirán si esta red de mayor y mejor información ha surtido efecto o, si por el contrario, es otra proclamación más de buenas intenciones y voluntarismo. Hay que esperar, y desear, que no sea esto último. La sociedad se desayuna con demasiada frecuencia con sobresaltos, surgidos de las pilas de expedientes judiciales, que hablan de errores que culminan desgraciadamente en más de una ocasión en una tragedia que, y esto es lo más grave, podría haberse evitado. Que sea así a partir de ahora.

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