habladurías

Fernando Taboada

Lecciones de sensatez

ME llevé un alegrón. Cuando hace unos días el ministro de Trabajo, hablando de salarios, insistió en que había que imponer la sensatez, me puse la mar de contento porque pensé que se refería a mejorar el disparate de sueldo que percibe la mayoría de los españoles. Pero no. La insensatez que criticaba no tenía nada que ver con la ridiculez de sueldo que gana toda esa gente que gana una miseria en comparación con lo que ganaría haciendo lo mismo en otros países. La que criticaba era la insensatez de sueldo que le pagan a usted, que tiene ya el agua al cuello pero todavía podría sufrir algún recorte más. Para justificarlo habló el ministro de la necesidad que hay de adecuar ese sueldo, no a la subida de los precios, sino a criterios de productividad. Y entonces sí que me preocupé, especialmente por el propio ministro, ya que si el sueldo que cobra este señor hubiera que ajustarlo a los logros que ha alcanzado al frente de la cartera de Trabajo, me temo que tendría que empezar a pedir limosna.

Aunque supongo que no, que la productividad a la que él hacía alusión es la de los camareros, las criadas y los maestros de escuela. Nunca la de los propios políticos, que pertenecen a otro escalafón. Por lo menos esto es lo que se deduce viendo las pocas ganas de sacrificarse que demuestran algunos de su gremio. Los eurodiputados, por ejemplo. Cuando se les ha brindado la oportunidad de ahorrarnos un pellizco dejando de volar en asientos de primera clase para viajar con billetes de avión más baratos, ¿qué es lo que han contestado? Han dicho que tururú, que en los asientos de turista va a viajar su tía.

La opinión pública se ha indignado ante la postura de esos parlamentarios que no cesan de exigir austeridad a los butaneros y a las limpiadoras, mientras ellos no se aplican el cuento. Pero es comprensible. Para pedir austeridad a los demás no se puede viajar de cualquier manera. Hay que estar fresco y con la mente despejada. Hay que dormir bien y estirar las piernas. Y cuando se vuela en clase turista, como un vulgar subalterno, es muy difícil tener la lucidez necesaria para discurrir como solo saben discurrir los parlamentarios europeos.

Además, ¿quiénes somos los demás para criticar a los parlamentarios europeos por querer seguir viviendo a cuerpo de rey? Si los mineros se alían con la sola intención de mirar por los intereses de los mineros, ¿qué mal hay en que los políticos luchen por sus comodidades y contra los que pertenecemos a una clase distinta a la suya? Si a eso le añadimos que ellos son los que están al servicio de los ciudadanos, ¿con cuánta más razón no van a tener que llevarnos la contraria a nosotros, que de alguna manera somos sus jefes? Los eurodiputados serán todo lo eurodiputados que ustedes quieran pero, antes que todo eso, son mamíferos, y a los mamíferos no les gusta ni un pelo que les anden molestando a la hora de la siesta. La sensatez, al menos, es lo que recomienda.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios