Cuando el proyecto de Ley para la Eutanasia se encuentra en el Senado, pendiente de las últimas negociaciones para su definitiva aprobación, he conocido unas contundentes y acertadas declaraciones del actual Obispo de Canarias y anterior titular de nuestra joven Diócesis, médico en su profesión civil antes que clérigo, sobre este nuevo atentado contra la vida al que se quiere revestir de una impostada modernidad y con el que España se situará - ¡oh gran logro de las políticas de izquierda! - en el paquete de cabeza de los escasos seis países que en todo el mundo disponen de semejante legislación para que una persona, o su entorno, decida quitarse la vida por padecer una enfermedad terminal, sin otorgar una oportunidad más a la propia naturaleza o a los continuos avances de la medicina y me parece que por ello, Monseñor Mazuelos, bien merece el reconocimiento de cuantos profesamos sus mismas convicciones, en un momento que la imperante cobardía, “lo políticamente correcto” y el desinterés habitual de los católicos españoles están asistiendo impasibles a la acción de legislar para la muerte, que siempre nos llega casualmente de la mano del Partido, desde que al frente del mismo estuviera el ferviente valedor de venezolano Maduro, con el imprescindible apoyo de comunistas de los de ahora, separatistas y valientes gudaris de las finanzas, que esos siempre ganan por lo que se puede ver.

Y es que se vende, con absoluto descaro, que perpetuar la vida de una persona, según los casos, además de provocar su sufrimiento y el de todos sus seres próximos, se evitará con esta Ley, pero nada se dice; más bien se oculta; que para procurar una muerte digna ya existen en la actualidad los llamados Cuidados Paliativos, que naturalmente para resultar eficaces demandan más profesionales capacitados para su aplicación y control, mas capacidad hospitalaria y más medios, en definitiva que a la postre resultan evidentemente más costosos a las arcas públicas y hasta ahí podíamos llegar si con un “pinchazo” se termina el problema…

Me ha parecido por tanto muy bien que el actual Prelado de Canarias haya alzado su voz en una necesaria denuncia profética contra este nuevo intento, lamentablemente de la misma formación política, tan dada a legislar para la muerte, como ya hizo con otra ley que incluyó a nuestro país en la triste lista de aquellos que tienen reconocido el derecho al aborto, mientras “la católica España” calla, otorga y mira disimuladamente para otro lado en una actitud tan cobarde como inicua, tan propia de estos lares.

Mientras tanto, ninguna progresía de izquierdas y por supuesto - ¡hasta ahí podíamos llegar! - nada que decir de las derechas, cada vez mas divididas y ausentes de la realidad del país, nadie se ha preguntado cuando se legislará en España, de verdad y con eficacia, en apoyo a la familia y a la niñez, con supresión de impuestos en tantos sectores – textil, educativo, alimentación, etc. – de los que pudieran beneficiarse las familias, haciendo posible el incremento de la natalidad y contribuyendo a paliar el gravísimo problema que actualmente padecemos del progresivo envejecimiento de la población española que nos lleva directamente a la imposibilidad de garantizar en un futuro breve nuestro actual sistema de pensiones…