CATAVINO DE PAPEL

Manuel Ríos Ruiz

El 'Libro de Familia' de Félix Grande

FELIX Grande es uno de los autores españoles más galardonados de los últimos tiempos, para afirmarlo basta con enumerar algunos de los premios que le han sido otorgados: Adonaís, Casa de Las Américas, Creación, Nacional de Poesía, Nacional de Flamencología, Nacional de las Letras Españolas… Extremeño de 1937, habitante de La Mancha, hasta los veinte años y residente en Madrid desde 1957, su obra en verso y prosa es amplia, practicando la poesía, la narrativa y el ensayo. Y cuando se nos han convertido en inolvidables poemarios tan significativos en su trayectoria como 'Música amenazada', 'Blanco Spirituals' o 'Las rubdiyatas de Horacio Martín', nos ofrece ahora un libro posiblemente cumbre de su quehacer gustoso: 'Libro de Familia' (Visor, 2012).

Es un libro de poemas tan entrañado por el seno de su autor, como entrañable para el lector. Consta de once poemas: 'Grupo escolar', 'Polifónica tarde a tiempo de niebla', 'Péndulo santo', 'Esta vejez', 'El madrigal del odio muerto', 'Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida', 'Criatura de dolor', 'Ante su trono me presento', 'El desterrado del Espasa', 'Yeros', y 'Hijopaterno de mí', con el añadido de una coda titulada 'Letra pequeña', en la que se nos explica la motivación de algunos de ellos y sus matices.

Y es cuando se termina de leer 'Libro de Familia', cuando emtendemos completamente lógico y razonado el título, porque a lo largo de sus páginas nos encontramos con su querida familia, desde los padres a la esposa, pasando por su suegro, el pintor Lorenzo Aguirre -fusilado por el franquismo-, en el poema 'El desterrado del Espasa'. Familiares con los que Félix Grande habla abiertamente en distintos sentidos. Y también evoca su niñez en el primero y último de los poemas, para ajustar el círculo que la vida corona. Luego, los homenajes a sus principales maestros: César Vallejo y Antonio Machado. A éste último, en un poema desgarrado y, por ende, desgarrador, partiendo de una pregunta: "¿Llegaremos pronto a Sevilla?", de la madre machadiana a su hijo, cuando éste partía hacia Francia a causa de la guerra civil.

Finalmente atendemos 'Criatura del dolor', un poema río, mejor, un poema mar, en el que Félix Grande enciende su profunda pasión por el flamenco, cantándolo desde los orígenes a la plenitud, y en el que leemos: "El abuelo que pataleó la tierra a compás, pidiendo/ socorro a sus muertos y demandando ritmo, sufría/ un dolor absoluto: se sabía huérfano y finito, y el ritmo/ le trajo un beso familiar desde debajo de la tierra./ La abuela adolescente que por primera vez en todo este planeta/ lamiendo la sangre de su hijo recién parido, entonó/ para él la primera nana del mundo, el primer réquiem premonitorio,/ ladró de sufrimiento a la orilla de la felicidad".

Ole, sin acento, sino desde los adentros.

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