Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

La siembra

Una anécdota de la decimocuarta

LOS padres, palabra en la que están incluidas todas las madres, sembramos valores en nuestros hijos, también están incluidas todas la hijas, y con el tiempo ellos recogerán la cosecha. Lo que hagan con ella será responsabilidad exclusiva de ellos.

Se preguntarán a colación de qué este inicio de artículo. Todo el mundo creo que se ha enterado de la victoria del Real Madrid el pasado sábado ante el Liverpool. Victoria que le otorgó su decimocuarta Copa de Europa. Cuando finalizó el partido, estalló la fiesta para los madridistas. Los jugadores celebraron en el césped la consecución de otra copa más. Como suele ocurrir en cualquier final, todo eran abrazos, risas, incluso llantos de alegría, entre los ganadores. Mucha tristeza y decepción en el bando contrario. Lo de siempre, en cualquier final.

Ahora voy con lo de los hijos y lo de los valores. Ya en el vestuario del ganador, la fiesta y el jolgorio continuó. En el contrario, la desolación, el silencio, la tristeza se adueñaba. Pero volvamos al vestuario del Real Madrid, el del campeón, allí estaban los jugadores bailando, saltando, gritando en estado de éxtasis. ¡No era para menos! Incluso algunos de los hijos de los jugadores estaban también disfrutando de ese momento. Antiguamente, en el vestuario solo entraban los jugadores, cuadro técnico y en ocasiones especiales el presidente. De un tiempo a esta parte se puso de moda, primero que los hijos de los ganadores bajasen al césped a celebrar con sus padres el título, y ahora también los dejan entrar en el vestuario.

El caso es que allí estaban todos saltando, gritando cosas del estilo de : ¡campeones, campeones! Se habían descorchado varias botellas de champagne, imaginamos que francés, salvo que en la previsión se hubiesen llevado una partida de espumoso extremeño que ahora está pegando fuerte. Recuerdo que el cava extremeño fue una de las banderas del españolismo ante la corriente independentista catalana hace uno años.

En definitiva, que estaban saltando, gritando, cantando y bebiendo champagne o cava. En un momento dado, el futbolista belga Eden Hazard tenía junto a él al hijo del alemán Toni Kross, en un momento de euforia quiso darle un sorbito del espumoso. Kross que estaba justo al lado, se percató de lo que estaba ocurriendo. En ese instante le dio un toque en el brazo a su compañero de equipo para que apartase la botella y le hizo un gesto brusco con la mano a su hijo dejándole claro que no podía beber alcohol.

Aunque parezca una tontería, ese gesto de Toni Kroos, en medio de la euforia, para con la educación de su hijo me encantó. Los padres sembramos, luego es decisión de ellos.

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