Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

FIFA Covid edition

Nos pintan público y nos ponen sonido ambiente ficticio

EN la prehistoria de los videojuegos, allá por los inicios de los 70, antes incluso de que tuviésemos en casa los primeros ordenadores, llegaron a nuestras vidas en los bares o en las salas recreativas. Entre futbolines, los pinball o los billares, instalaron las primeras maquinitas de marcianos o del comecocos. Poco a poco, futbolines y compañía perdieron su protagonismo lúdico-social, cediéndolo en favor de las maquinitas.

En aquella época, en las primeras revistas de videojuegos, había algún que otro visionario, que desvelaba un futuro en el que la calidad de los gráficos permitiría personalizar la cara de los jugadores profesionales y sus propios movimientos. El FIFA, desarrollado por EA Sports, que tenía la licencia de las principales ligas de fútbol, se lanzó en 1993, desde entonces continuas evoluciones han ido creando un negocio millonario. Primero llegaron las mejoras visuales, el movimiento. Las consolas que incluyeron el multijugador reunía a los colegas en casa de uno los findes y se hacían torneos. Finalmente, a partir de la tecnología 3G, podías jugar con cualquier persona aunque estuviera en la otra parte del mundo.

Todo nos ha llevado al fenómeno eSport, donde hay jugadores, normalmente chavales, que son profesionales de competiciones de videojuegos, por ejemplo del FIFA, que participan en campeonatos y ligas internacionales, pero sobre todo que son ídolos de masas e ingresan suculentas cantidades de dinero.

Durante el confinamiento hemos visto noticias en medios deportivos, cómo futbolistas profesionales de la talla de Courtois o Carvajal se apuntaban a jugar torneos del FIFA organizado por alguno de estos gamers famosos.

La paradoja es que Courtois está en el videojuego porque es portero del Real Madrid y él se divierte controlándose con un mando de juego, sintiendo emociones cuando el Courtois virtual acierta o falla en la pantalla.

Pero quizás, lo más curioso de todo, es que esta cultura del videojuego, de la realidad virtual y de lo que viene, la llamada AI (Inteligencia Artificial), de manera muy primitiva se está colando en las propias competiciones deportivas.

Ahora la liga se está jugando sin público. En la era pre Covid, la señal de televisión te permitía escuchar el partido con distintas narraciones. Hoy en la post Covid han añadido una especie de público en las gradas, rudimentario como en los primeros videojuegos, junto al sonido de público, según pasan las jornadas cada vez más mejorado, que simula apoyo a su equipo, decepción por una falta o tarjeta pitada y, cómo no, cantan los goles de su equipo.

Imagino que las cadenas de televisión hacen esto y no dejan el desangelado sonido ambiente, porque siguiendo la sicología conductista junto con esa realidad virtual que los videojuegos han implantado en la vida de millones de nosotros, entienden que es la mejor forma de estimular los sentidos y las emociones de los telespectadores. ¡Ah! Seguimos estando en la prehistoria de la tecnología.

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