Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

El legado del rey

Lance Armstrong fue el rey del ciclismo

Lance Armstrong se coronó como rey del ciclismo desde 1999 hasta el 2005. Logró lo nunca ha visto, siete Tour de Francia de manera consecutiva, superando de esa forma la leyenda de Miguel Indurain, quien había cosechado cinco entre 1991 y 1995.

Los que habíamos visto en directo los éxitos del navarro no dábamos crédito a lo que el americano iba consiguiendo año a año. La generación que conoció el ciclismo con Lance no era capaz de concebir la grandeza de los que le antecedieron. Ni Indurain, ni Eddy Merckx, ni Bernard Hinault, el único rey de las dos ruedas era y lo sería por siempre jamás (no confundir con por la gracia de dios) el americano.

Lance era un hombre superior al resto de los mortales, había superado incluso un cáncer. Se podría decir que había sido coronado por la gracia de dios, como todo buen rey que se precie. Ya se sabe, la sangre azul no se consigue por méritos humanos sino por designación divina.

El legado de Armstrong sería recordado por los siglos de los siglos, si es que antes no nos hemos cargado el planeta ¡Ah! Ahora toca el Covid y no el cambio climático, entonces olviden lo de cargarse el planeta. En fin, volviendo a lo del rey, Lance era el faro que nos alumbraba el camino. Su legado se basaba en el esfuerzo, método, resiliencia, respeto y además era el abanderado de la lucha contra el cáncer.

Desde 2001 empezó a ser criticado por presunto dopaje, pero era más que evidente que esas acusaciones eran interesadas y provenían de personas que bien por envidia al rey o por obtener un protagonismo, inmerecido claro, a costa de Armstrong, eran capaces de lo más ruin. Periodistas, compañeros, envidiosos no podían soportar el reinado impoluto del americano.

Pero la justicia le daba una y otra vez la razón. Evidentemente los juicios no eran contra el rey, que es por así decirlo como inviolable, la justicia actuaba contra los difamadores. Quien alzara la voz contra Lance estaba condenando, ya fuera el prestigioso diario francés L’Equipe como si hubiese sido un rapero perroflauta. En 2006 la UCI (Unión Ciclista Internacional), lo que viene a ser el gobierno del ciclismo, apoyó sin fisuras a Armstrong.

Pero lo que está podrido está podrido, real o no, es mierda. El 22 de octubre la propia UCI, tras muchos informes, acusaciones y juicios, asume el dopaje, las trampas y las podredumbres del rey y le desposee de los siete Tour de Francia. El 17 de enero de 2013, Lance Armstrong, ya sin corona, admitió que siempre se había dopado.

Pero tranquilos, que no pasa nada. Nadie ni nada acabará con el ciclismo. Siempre habrá vientres tocados por la gracia de dios de los que nacerán los nuevos reyes o, a lo mejor, no necesitamos reyes encima de una bicicleta y, simplemente, con ciclistas honrados, hombres y mujeres, podemos hacer aún más grande este deporte.

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