Crónica personal

Pilar Cernuda

Lío en Madrid

TENÍA baraka, suerte, estaba tocado con la varita mágica, pero hace tiempo que han cambiado las tornas, y además de tener las encuestas en contra, pero muy en contra, a Zapatero le surgen problemas donde menos le conviene. Nada peor para quien se enfrenta a unas elecciones autonómicas y municipales dentro de tres meses y medio que se visualice que están a tortas los candidatos que presenta en Madrid, en la capital, donde todas las noticias tienen una repercusión muy por encima de las que se producen en cualquier otro punto de España.

Tomás Gómez y Jaime Lissavetzky protagonizan el lío de Madrid, andan a la greña por cuestiones de listas. Siempre se ha dicho que durante la elaboración de las listas, en todos los partidos y en todas las ocasiones, afloran los peores instintos, y Madrid no está siendo una excepción. Si hace un par de años Rajoy atravesó un calvario por los desencuentros entre Aguirre y Gallardón y sabe por lo tanto cómo perturban a un partido las peleas en Madrid, ahora es Zapatero el que debe soportar el mal trago, como si no tuviera ya suficientes problemas sobre la mesa. Ya aguantó lo suyo hace unos meses cuando Tomás Gómez le plantó cara y hubo que convocar unas primarias que supusieron un palo para el presidente, que no pudo con Gómez a pesar de que mandó al ruedo a Trinidad Jiménez, una de las personas más próximas a Zapatero y que supuestamente se movía muy bien en el socialismo madrileño. Le ganó la batalla un Gómez que, hoy, presenta como máximo capital político precisamente ese gesto, enfrentarse a Zapatero y ganarle claramente.

Ha mantenido a Lissavetzky como candidato al Ayuntamiento porque no se ha presentado ningún otro aspirante, pero le hace la vida imposible, no en vano Lissavetzky, el mejor amigo de Rubalcaba, apostó por Trini. Ahora Gómez le hace pagar ese error y le trae a mal traer, metiéndole todos los goles que puede e imponiendo una lista en la que Lissavetzky prácticamente no ha tenido opción a sugerir ningún nombre; Gómez ha metido a los "oficialistas" que consideraba merecedores de ello, no a los que quería Lissavetzky.

La batalla la llevan con cierta educación, hay que mantener las formas al pertenecer al mismo partido, pero el todavía secretario de Estado para el Deporte no se conforma y quiere implicar a la dirección nacional del partido. Que es lo peor que le puede ocurrir al hoy tan vapuleado Zapatero.

Y es que Zapatero se duele por las muchas chinas que se le han metido en el zapato, pero una de las más incómodas es tener incordiando todo el día a quien esgrime como principal capital político haber ganado unas primarias nada menos que al presidente de Gobierno. El lío de Madrid va a provocar caída de cabezas. Pero aún no se sabe cuáles.

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