Luz, más luz

La electricidad española es carísima. En la UE, sólo Italia Dinamarca, Alemania e Irlanda tienen la electricidad más cara

Conoce usted a alguien que haya entendido alguna vez la factura de la electricidad? Supongo que no. A no ser que se tengan sólidos conocimientos de ingeniería y legislación energética, es prácticamente imposible entender qué cosas pagamos y por qué las pagamos. Un día, iluso de mí, intenté interpretar el recibo -que ahora viene lleno de gráficos coloreados-, pero al final me asaltó una migraña tan virulenta que me obligó a apagar todas las luces (en eso al menos sí que salí ganando) y meterme como pude en la cama. Hubo una frase que me resultó particularmente perturbadora: "Facturación por potencia contratada: Comprende dos conceptos: la facturación por peaje de acceso (resultado de multiplicar los kW contratados por el precio del término de potencia del peaje de acceso y el número de días de periodo de facturación) y la facturación por margen de comercialización fijo".

Ahí mismo tuve que dejar de leer. La sensación de que me habían metido un clavo en el ojo derecho se había vuelto insoportable. ¿Peaje de acceso? ¿Margen de comercialización fijo? ¿Término de potencia del peaje? La cabeza me daba vueltas. Me zumbaban los oídos. Una especie de sirena de ambulancia resonaba a toda potencia en mi cerebro. ¿Qué extraño idioma era aquél? ¿La lengua perdida de los hititas? ¿El idioma sagrado que hablan los chamanes mesoamericanos cuando ingieren una mezcla sagrada de peyote y ayahuasca? ¿Un párrafo extraído al azar de una novela de Philip K. Dick? Si algún lector tiene el temerario impulso de leerse el recibo de la luz, le advierto de las funestas consecuencias que ello puede acarrearle. Y no sólo por la cantidad que vaya a pagar -aunque la cifra seguro que le resulta inquietante-, sino por las explicaciones que le van a dar sobre la factura. Champollion necesitó la piedra de Rosetta para descifrar los jeroglíficos egipcios, pero nuestras facturas eléctricas no traen ninguna clave ni ningún manual de desencriptado que nos permita descifrarlas. Y lo único seguro es la rabieta o la migraña.

La electricidad española es carísima. En Europa, sólo Dinamarca, Alemania, Italia e Irlanda tienen la electricidad más cara que nosotros. Cuando agonizaba en su lecho de muerte, Goethe murmuró con un hilo de voz: "Luz, más luz". Si esto ocurriera hoy en día en España, más bien tendría que pedir todo lo contrario.

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