Las dos orillas

José Joaquín León

Madrid no se debe quejar

TENEMOS un gran país. Esto ha quedado muy claro en las negociaciones de la financiación autonómica. Fíjense lo que aguanta. Se ha visto que tenemos un presidente Zapatero capaz de hacer arte de magia y que, al final, el que no se queja es porque no quiere. Es cierto que, a la hora de quejarse, los catalanes son los primeros, pese a ser los que más se llevan en el reparto, incluso más que Andalucía, que es más grande y tiene más población que Cataluña, y además un vicepresidente Chaves que ha negociado en los dos bandos, sin tener claro cuáles eran los suyos.

Pues, después de todo esto y mucho más, después de dejar al Estado tieso hasta los huesos, se queja hasta Madrid. Hemos leído en la prensa que Esperanza Aguirre no estaba de acuerdo y, entre las críticas al modelo, argumentaba que en Madrid hay una educación bilingüe español-inglés.

Es sabido que últimamente Madrid tiene su propio idioma inglés, como si fuera London. Pero también se han quejado porque sólo ellos financiarán la solidaridad interregional, según dicen. Los madrileños son los paganos de la financiación en este paraíso de angelitos que encabeza el arcángel Montilla. Por consiguiente, Esperanza Aguirre denunció que "si para cada madrileño hay un euro, para catalán hay dos", según sus cuentas de la lechera.

Pero a fin de cuentas, sin entrar en los tejemanejes de la financiación, Madrid no se puede quejar. Sin y con autonomías, tiene las mejores infraestructuras de España. Ya quisiéramos en Andalucía la mitad de la mitad de lo que hay en Madrid. En los tiempos de Franco idearon un sistema de carreteras y ferrocarriles radiales, de modo que las principales autovías y autopistas de este país nacían en Madrid, kilómetro cero patatero de las Españas de provincias olvidadas. Y también llegan a Madrid todos los trenes de alta velocidad, faltaría más.

En Madrid, donde se quejan ahora, tienen tantas líneas de Metro que no caben en el plano. Y han inaugurado una estación de Cercanías en la Puerta del Sol, que es como si en Sevilla llegaran los trenes de los pueblos a la Campana, o en Málaga a la calle Larios. Sin embargo, en Sevilla, como en Cádiz o el resto de Andalucía, los Cercanías no pasan por la mayoría de las poblaciones. Y en Málaga ni siquiera tienen un tren hasta Marbella, donde hay más de 100.000 habitantes.

Que se quejen hasta en Madrid y se consideren marginados tiene castaña, cuando durante décadas se han llevado lo mejor de lo mejor en las inversiones, y ahora se han buscado la excusa de unos Juegos Olímpicos para seguir chupando del bote con las inversiones, mientras le echan la culpa a Cataluña de todos los males de España. Y en Andalucía ni siquiera nos quejamos.

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