Malas compañías

Quienes creen en el "buen rollito" del 'procés' deberían examinar con cuidado a sus aliados en media Europa

Hace unos años, cuando algunos sosteníamos -aquí mismo, por ejemplo- que la ideología fundacional del independentismo catalán era xenófoba y supremacista, algunas almas bellas se indignaron con nosotros. "¿Pero qué decís, insensatos? -nos recriminaban-, "el independentismo catalán es una ideología solidaria, pacífica y acogedora". Y cuando algunos señalábamos las inquietantes conexiones del independentismo catalán con los movimientos de ultraderecha de media Europa, también se nos decía que estábamos equivocados y que los genuinos extremistas éramos nosotros. Muchos de los que decían estas cosas no eran tuiteros medio chalados, sino gente importante con cargos importantes: tertulianos de televisión, catedráticos de universidad, artistas famosos... En fin, la crème de la crème.

Pues bien, estos días se ha hecho pública una foto del líder de la Liga italiana, Matteo Salvini -ahora mismo, el hombre más poderoso de Italia-, luciendo una camiseta con la estelada y participando en una manifestación de apoyo a la independencia catalana. Salvini es ese político matonil que no disimula su racismo y que no quiso acoger a los inmigrantes del Aquarius, a los que considera poco menos que bestias subhumanas (ese vocabulario no le resulta desconocido al president Torra). Y ahora mismo se ha sabido que Salvini está preparando un censo de gitanos que vivan en Italia, con vistas a expulsarlos o al menos a "controlarlos". Lo que Salvini entiende por "controlar" es algo que todavía no ha tenido la gentileza de explicarnos.

Se mire como se mire, Matteo Salvini representa lo peor de lo peor de la política. La chulería, la mentira recurrente, el desprecio al adversario ideológico, el populismo más gritón y más vulgar, el histerismo convertido en propaganda institucional, en fin, los vicios más temibles del fascismo (y que la izquierda más reaccionaria, por desgracia, ha adoptado casi siempre que ha alcanzado el poder: basta pensar en Cuba y Venezuela). Y lo grave es que Salvini, hoy por hoy, está indicando el rumbo inquietante que está tomando la política europea. Quienes todavía creen de buena fe en las milongas del "buen rollito" del procés deberían examinar con cuidado quiénes son sus aliados en media Europa. Empezando por este tipo que se llama Matteo Salvini.

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