A RIENDA SUELTA

Leonor de la Calle

Maldad al volante

ES inevitable que en nuestro día a día nos encontremos con situaciones que nos hagan perder los nervios en mayor o menor medida, pero, en mi opinión, hay una de ellas que gana sistemáticamente el primer premio. Ocurre cuando estás conduciendo y llega el momento de buscar aparcamiento, algo que, ya de por sí, todo el mundo odia. Comienzas a circular despacito fijándote en los posibles huecos libres cuando, de repente, crees haber visto un sitio. Aligeras la marcha mientras una agradable sensación de satisfacción recorre todo tu cuerpo, pero, desgraciadamente, la alegría se esfuma de golpe cuando, al llegar, descubres que el coche ha aparcado ocupando dos sitios. ¿Por qué, cruel destino?, te preguntas, y la rabia comienza a dominar tu cuerpo mientras observas cómo la línea de separación de aparcamiento queda justo en la mitad del vehículo. Permaneces quieto durante unos segundos mientras pasan por tu mente crueles ideas de venganza, pero al final, como un tonto, no tienes otra opción que irte con la frustración a otra parte. Cuán vil puede llegar a ser el hombre.

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