Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Maldito que un día fuiste mi amor:Busco en mi memoria tus besos, como el que ha perdido algo y no logra acordarse de su valor. Indago en mi historia fallecida de amor contigo y no hallo más que sombras, esbozos de unos abrazos que ahora se diluyen como cuando uno se despierta de un mal sueño. Detenido el reloj a las 19:45 de aquel 11 de abril en que se evaporó el anhelo de tu pecho confortable, la mirada líquida de unos ojos azules como los tuyos, donde creí bucear y por poco me ahogo. Aquí me encuentro, desamor, sobre la delgada línea, haciendo equilibrios entre la memoria y el olvido, entre el recuerdo de un paseo con nuestras manos tomadas y la sensación heladora de que esas manos no albergaban pasión alguna.

Evito aquellos lugares en donde, furtivos o falsos tus besos, se emboscaron para asaltarme. ¿Qué digo besos? Ponzoña que entonces me pareció licor. Ahora el tiempo va suturando las heridas de mi alma y aun de mi cuerpo. Observo, callada, las imágenes de un amor inesperado y me repito: ¡ojalá que el calendario te borre cuando las hojas caigan de él como en un otoño gris, color que trazaste con los pinceles atroces de tus dedos sobre mi rostro vencido! ¡Ojalá no digas más cosas que al final tu fuerza irracional y feroz aniquilan! Aún tengo en mis labios el sabor de la sangre desabrida, pútrida tu alma y tu razón -si es que alguna vez la tuviste- por los celos, la posesión y el desvarío. Ahora quisiera, desamor, lavar para siempre mi piel, la que tocaste para manchar mi honra y tratar de hundir -sin conseguirlo, te lo juro-mi dignidad. Busco en mi memoria, ya está escrito, tus besos, mas los han borrado el silencio y el tiempo. Ahora, con el recuerdo de la vez única que me pusiste la mano encima y te grité ¡nunca más!, me alegro de haber dejado morir los abrazos, los paseos y los sueños. Ahora camino sola en el olvido, e imploro porque nada más que a la soledad puedas abrazarte. No lloraré, maldito, más que por las horas y aun los días que perdí junto a ti. Pero es un llanto que todavía, amargo y afligido, no tiene, desamor, ni la menor sombra de derrota.

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