Malos humos

No hay pedagogía, por más planificada que esté, que no tenga cierto efecto retroceso

Escucho aterrorizado a lo que juegan mis hijos. Debo de ser más de mi tiempo de lo que presumo, ay. Porque he dado un salto de mi sillón. Hacen como que fuman, recostados en imaginarios divanes, con un glamour decadente propio de La gran belleza. Ella (8 años) fuma unos cigarrillos muy largos. Él (7) un puro, en plan Churchill.

"Eh, ¿qué hacéis?", les digo, con un timbre de voz entre la angustia y la admonición. Mi hija replica con toda naturalidad, mientras hace aritos imaginarios con un humo de fantasía: "Fumamos". "Agh", digo, como si tuviese el pulmón congestionado. "No te preocupes, papá, fumar es elegante. En la película de anoche fumaban los buenos".

La teoría del pecado original es insustituible, ciertamente. Les puse Vacaciones en Roma dentro de un meditado plan pedagógico basado en el visionado de viejas películas, de cuando los valores eran eternos. En Vacaciones en Roma, a pesar de la comedia, hay una renuncia que está a la altura heroica de la de Casablanca, pero más monárquica. Yo estaba muy contento con los logros de mi método pedagógico. ¿No aseguran mis hijos, muy serios, que una película, para gustarles, tiene que ser en blanco y negro? ¿No íbamos por el buen camino? Pues no: cogen los niños y se quedan con que los protagonistas fuman.

Encima las criaturas se fuman los lápices de colores que les regalé con tanta ilusión para fomentar sus impulsos artísticos. La niña comenta: "Fumo muchísimo, pero ¡tengo tantas cajas de lápices, digo, de cigarrillos!", mientras da otra calada profunda de femme fatal a un lápiz violeta. Entraría a saco a reñirles y hablarles de su salud y del cáncer de garganta, pero me da vergüenza porque entonces podrían replicarme: "Y cuando jugamos a la guerra no nos dices nada, eh". ¿Y no traduje yo, con una sonrisa de oreja a oreja el "Arte de fumar" de Mario Quintana, que rezaba: "Desconfía de los que no fuman: no tienen vida interior, no tienen sentimientos. El cigarro es una manera disfrazada de suspirar"?

Suspiro y decido callarme y confiar lo de sus hábitos saludables, quién me lo iba a decir, al discurso de valores dominantes del mundo moderno y su fabuloso aparato de propaganda. Seguro que les dicen miles de veces que fumar es malo. Yo seguiré con mi cine en blanco y negro. Aunque a veces me quede blanco, del susto, y negro, de lo que aprenden las criaturas, de lo que me aprenden. De rabia, estoy que fumo en pipa.

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