Cosas que pasan

Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

¿Mande?

DOÑA Rogelia, cuando Mari Carmen era la ventrílocua más famosa de España -aún lo sigue siendo aunque ya apenas se la vea-, popularizó una expresión que, en caso de no comprender algo, viene divinamente. Pones cara así como de extrañado y dices: ¿Mande?

Exactamente eso es lo que me provoca exclamar la mayoría de las veces que escucho algo de Mónica Naranjo quien, después de tres años de silencio discográfico, reaparece con un álbum titulado Tarántula. El single, Europa, es literalmente indescifrable aunque, eso desde luego, sus continuos altibajos felinos dejen constancia de la potente garganta de "la pantera de Figueras", por un lado, y de ciertas manías lingüísticas como la de transformar la "d" de "dedo" final de algunas palabras en "t" de "tonto". En fin, cosas de la "juventut"…

No todo el mundo vocaliza igual. Y si no, ahí tenemos para demostrarlo a Pastora Soler, Mejor Álbum de Canción Española durante la reciente edición de los Premios de la Música. El año que viene cumplirá quince años de carrera y, por fin, se ha reconocido su talento como la artista merece. Después le faltó tiempo para correr de "Valladolit" a "Madrit" -perdón, de Valladolid a Madrid, que todavía estoy con lo de "la" Naranjo-, donde cogió un AVE directo a su tierra donde compartir el galardón con su familia. "¡Ay, Pili! ¡Parece que el trofeo es mío también!", le felicité al día siguiente de la entrega. "Me pasé media gala llorando por la emoción y por el agradecimiento a toda la gente que me ha seguido todo este tiempo. Es un poco de todos vosotros, claro que sí". Competía con Diana Navarro y Falete pero la victoria recayó en esta paisana de Coria del Río. "Estaba convencida de que no sería para mí y creo que se me notó la vergüenza cuando escuché el título de mi disco". Toda mi verdad ha sido el culpable de esta buena noticia que la artista celebrará por todo lo alto. "¡Menuda Feria me voy a pegar!", me avanza. Y, aunque desde mañana y hasta el miércoles dé lluvia, nosotros, como Doña Rogelia, no nos daremos por enterados.

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