Matrioska catalana

Me gustó lo poco que se nos notaba, que es muy bueno, y me fastidió lo poco que se nos notaba, que es muy malo

En un poema de Miguel d'Ors, el poeta se queja de que los problemas en la vida no acudan de uno en uno sino "como un ataque de comanches borrachos". La aliteración desbocada es perfecta y casi se puede oír el griterío y disponernos a morir con las botas puestas. Todavía, cuando los problemas son del mismo rango, uno puede soñar con ponerlos en fila, uno tras del otro, y así paso yo mis días laborables, precisamente: soñándolo.

Más peliagudo es cuando hay problemas mayores, problemas jefes, y problemas indios, de a pie, y unos engloban a otros, como matrioskas. Estos días, uno llega al trabajo dispuesto a batirse con sus comanches, pero trae de casa un Toro Sentado sobre su chepa: la angustia por el conflicto nacional en Cataluña. Me está afectando al ánimo y a las horas de sueño.

No pensaba venir aquí a llorar, porque cada uno lleva a cuestas lo suyo, pero en una conversación con compañeros me contaron que también vivían el desafío con una hondísima preocupación continua. Me gustó lo poco que se nos notaba, que es bueno, y me fastidió lo poco que se nos notaba, que es malo.

Está muy bien que no nos afecte al día a día y trabajemos como si tal cosa. Pero qué pena que no se nos note una reacción, como en España, que sí está generando una respuesta de patriotismo y conciencia cívica. Si yo no puedo actuar sobre lo grande, al menos sobre lo mío. No hacer un Rajoy, por ejemplo: no mirar para otro lado para no complicarme la vida con la esperanza de que todo se arregle solo. He ahí un propósito reactivo que me he hecho, porque qué rancio rajar de Rajoy y caer en lo mismo en mi esfera (esferita) de competencia. Tampoco hacer un Puigdemont, eso nunca, jamás ofrecer diálogo cuando lo que pretendo es imponer mi criterio. Se me ponen los pelos de punta de pensar que puedo caer en tal cinismo. Evitar por todos los medios el victimismo propio y jamás halagar las pasiones identitarias de los demás para llevármelos adonde me conviene. No usar la ley para dar pellizquitos kelsenianos de positivista negativo. Cumplir la letra y el espíritu. Ser leal… Cuántas lecciones.

Éste es un artículo de autoayuda en el sentido literal del término. No pretendo darles a ustedes consejos, sino animarme a aprovechar que vivo dentro de una gran matriuska de angustia por el problema catalán. En la pequeña muñeca que está en mi mano, tendría que convertir toda esa angustia en ánimo y coherencia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios