La Crestería

Manuel Sotelino

Memoria cofrade

Ahora que está tan de moda todo esto de repasar la historia y dejar en ridículo a los que la escribieron anteriormente —como si los poseedores de la verdad única solo fueran nuestros contemporáneos— habría que escribir algo sobre la ‘memoria cofrade’, demasiado frágil en algunas corporaciones.

Existe en las cofradías una fuerte corriente de querer borrar la historia de las corporaciones y arrimarla a gustos personalistas. Atrás quedó aquella cofradía a la que llegaron los pontífices para apuntarse al enamorarse de lo que había.

Ahora que los que protagonizaron la historia no pueden salir en medio de un cabildo y poner a cada uno en su sitio, los escribanos afilan los lápices y se relamen los labios sabiendo que ha llegado su momento. El YouTube ha hecho mucho daño en todo esto de las cofradías porque ha dejado volar la imaginación de cada uno. Mi abuelo me decía aquello de “vaya con las ‘ideicas’ que tienes, hijo”. Pues eso…

Se cambian advocaciones, túnicas, calzados, estilos, capataces entregados a las corporaciones donde hacían su trabajo y acompañamientos musicales. Solo falta que los cristos vayan bajo palio y las dolorosas en un conjunto escultórico. No demos ideas.

Hay una corriente que no está dispuesta a respetar el pasado y arrampla con lo que se ponga por delante. Como si la fórmula perfecta solo se ofreciera a las nuevas generaciones. Está ocurriendo cuando los viejos ya no se pueden defender y los reinventadores se sonríen bajo el antifaz mientras se aplauden a ellos mismos ensimismados con la estética tan elegante que han logrado traer a sus cofradías.

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