Midas en Moncloa

Las mascarillas las va a quitar a tiempo para enmascarar el indulto a los golpistas catalanes

Los relatos mitológicos están muy bien tirados. Ya conocen la historia del Rey Midas, aquel rey de Frigia al que Dionisio concedió su más ferviente deseo: todo lo que tocase se convertiría en oro. La primera hora fue prodigiosa, pero luego le entró hambre, y los cabritillos, los muslos de pollo o, incluso, las manzanas, ay, y hasta el brócoli se le convertían en pesadas piezas kitsch del preciado metal. Rodeado de horterísimas riquezas, moría de hambre.

Algo parecido le ocurre a Pedro Sánchez: todo lo que toca se convierte en tacticismo electoral. A menudo no hace falta que intervenga un dios: nuestro ferviente deseo nos lo transfigura todo para nosotros de inmediato. (Hay que tener cuidado, pues, con lo que se desea.) A Sánchez, como no quiere más que sostenerse en el poder, le pasa. Véase el asunto de las mascarillas: nos las va a quitar cronometradamente a tiempo para enmascarar el indulto a los golpistas catalanes. Puro marketing. Como el encuentro con Biden, que no tenía nada que ver con la política internacional, sino con vender en el mercado electoral interior que él tiene peso en la esfera mundial. Como los mismos indultos, que no huelen ni de lejos los conceptos propios de justicia, Derecho y equidad, sino que funcionan exclusivamente en clave de interés político inmediato. Todo lo que toca este tipo se torna tacticismo.

Por ahora el hambre la empiezan a sentir las víctimas de la crisis; pero el desgaste personal (recuerden que Midas acabó con orejas de burro) es imparable. Que, con el dolor y las muertes que ha causado el Covid y las limitaciones tan extremas de nuestros derechos fundamentales, Sánchez se permita hacer cálculos estratégicos con las mascarillas desenmascara la catadura moral del presidente y socava su autoridad, sin duda.

Ayer, cuando paseaba por las dunas, un caballero muy positivista me riñó por no llevar puesta mi mascarilla con estas exactas palabras: "¡Todavía son obligatorias!" "Hasta el día exacto que a Pedro Sánchez le interese quitárnoslas por razones ajenas a nuestra salud según el dictamen de su comité de expertos… demoscópicos", me quedé con las ganas de contestarle, pero le sonreí melancólicamente (aprovechando que no llevaba mascarilla). Tampoco yo quiero convertir todo lo que toco o me toca en análisis político, como un rey Midas de la politología. Que el ejemplo (malo) de Pedro Sánchez nos sirva al menos de advertencia.

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