Después de 38 años dedicado a la política, él dos veces ministro de Agricultura, parlamentario y Comisario europeo (por el Clima y Energía) diputado del Congreso y Senador, parlamentario andaluz y concejal del Ayuntamiento de Jerez, ha anunciado su retiro de la política. Aún le quedan un par de meses para cumplir la edad de jubilación forzosa como abogado del Estado y es de suponer que, por tan poco tiempo no le merece la pena de pedir un destino, cuando además ha cumplido sobradamente años para la jubilación. Le conocí precisamente por esa condición de abogado del Estado cuando lo destinaron a Cádiz. Vino acompañado por su padre, también abogado del Estado, destinado en el ministerio de Asuntos Exteriores, y como de tal palo tal astilla, me lo encomendó con un discurso del que colegí que debía de hacer de Miguel un buen abogado del Estado y hombre de provecho. El merito es del alumno, pero su difunto padre no podría hacerme ninguna reclamación. En aquel tiempo, Miguel simultaneó el destino en Cádiz, con el de las abogacías del Estado de Jerez y Ceuta. En Jerez conoció a su esposa, Micaela Domecq Solís, con la que ha tenido tres hijos. En 1982, se iban a celebrar las primeras elecciones al Parlamento de Andalucía y él, antes que yo, había estado en contacto con AP. Por esa prioridad le ofrecí ser el 1º de la lista y yo el 2º, se negó en redondo pretextando mis títulos, como la mayor edad y la jefatura de la Abogacía, validos, pero no para la política. Durante cuatro años compartimos la condición de parlamentarios andaluces por Cádiz y confieso sin vergüenza, sino con agradecimiento, que muchos de los temas en los que yo intervine era él el que me ponía al corriente, porque Miguel, es prácticamente una enciclopedia de saberes. Ya quisiera Greta saber de medio ambiente el 1% de lo que sabe Miguel, que cuando llegó a Comisario Europeo se había estudiado el tema al 100x100.

La política le ha dado muchas satisfacciones y también algunos sinsabores, porque la oposición sacó a relucir lo que consideraban trapos sucios del matrimonio y como afortunadamente el Parlamento Europeo, no es reunión de chismosos y rencorosos, quedó más que demostrado que ninguna irregularidad les era achacable, porque en Europa se hila muy fino y las falsas acusaciones no prosperan. Para mi Miguel Arias es una gran persona y un gran amigo, con cuya amistad me honro. Su mujer tiene ahora una difícil tarea, para atemperar a un vitalista tremendo al que la inactividad no le sienta bien. Porque eso de que ahora, solo se ocupará de sus nietos...

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