Bienteveo

Andrés Luis Cañadas

Ministras iban y venían a la Feria de Jerez

Esto no es nuevo y cada vez que una convocatoria electoral tiene fijada su celebración en día cercano a la semana de Feria, se repite la masiva presencia de autoridades varias, rodeadas de “su corte celestial”, en el hermoso “real” del González Hontoria, para contento del “personal” y jubilosa concurrencia de los partidarios de la Principal o el Principal que tiene la ocurrencia de venir hasta aquí para vendernos ese programa del que nunca después más se sabe y, sobre todo, por si acaso cae algún voto en la urna el día de marras, que es a la postre de lo que se trata; práctica por demás de las derechas, del centro, de las izquierdas y hasta de los que denominaremos, a falta de otra forma de señalarlos, como “medio pensionistas”…

Es práctica habitual en cada ocasión que de alguna forma nos recuerda aquella letra de sevillanas, cantada por Pareja Obregón, que habla del noviazgo de Alfonso XIII y doña María Cristina y que nos retrotrae a una lejana época de España en la que, por amor, “cartas iban y venían, desde Londres a Madrid” … que tampoco la regia sangre se libra del “tonteo” que el amor provoca en quienes están a la búsqueda de su media naranja…

Caro que una cosa es el sentimiento que nos cuenta la antigua letra popular y otra bien distinta el acudir; ya digo, los de un lado y otro y también los del centro; a solicitar descaradamente nuestro voto en pleno festejo y después, si te he visto no me acuerdo y menos a la hora de resolver los verdaderos problemas de los ciudadanos, que siguen aquí, haya Feria o no, el resto del año, claro que entonces ni hay paseo por el albero del real; por cierto con su secuela de alergias gracias al Levante; ni hay festivos brindis con el vino de la tierra; ni comidas para los viejos en las que se maneja el cucharón como si fuera un símbolo de servicio, ni paseo en un lujoso Enganche, ni fotos en forzada pose en la pasarela de la prensa ferial, esa a la que algunos acuden como las moscas…

Vamos, que ya se ha convertido, como las guirnaldas de luces, el paseo de caballistas y enganches o la decoración de las casetas, en un elemento mas de nuestro principal festejo y resultaría hasta raro que, un año de estos, los jerezanos- también el fenómeno se repite en ciudades cercanas – nos viéramos libres de estos “cortejos” políticos partidarios que desde luego llegan con no pocas promesas de las que difícilmente volveremos a escuchar hablar en ocasiones posteriores, salvo que sea necesario disolver las cámaras y adelantar alguna de las citas electorales que periódicamente nos emplazan a los contribuyentes…

Con celeridad, como afortunadamente viene siendo practica habitual en los últimos años, el “real” se está viendo liberado de todo el aderezo al que obliga el montaje de la Feria, casetas y guirnaldas de luces se guardan en los almacenes y poco a poco el Parque - que tiene poco de lo que por ello se entiende en todas partes – regresa a su habitual “normalidad”, pero tardaremos en borrar de la memoria esa presencia rutilante de Ministras sobre su albero, que tan solo han dejado su fugaz estancia en Jerez, y poco más…

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