Moreno-Marín-Olona

Tras las elecciones, el PP se encontrará sin vitamina Cs, muy ahogado por el centrismo mimético del PP

Ayer analizamos las consecuencias de la postura -en principio tan fotogénica- de Juanma Moreno de arrinconar a Vox. Lo comparamos con la Isabel Díaz Ayuso. Se están estableciendo dos caminos dentro del PP y los acontecimientos nos permitirán testar hacia dónde lleva cada cual. Pero posición estratégica del PP andaluz tiene otras consecuencias también interesantes que no cupieron ayer. ¿Cómo afecta a Juan Marín? ¿Y a Vox?

A Ciudadanos le quita el poco oxígeno que le quedaba. El líder de Ciudadanos debería decirle al del PP que tanto le aprecia: "Ay, Juanma, no me quieras tanto, que me matarás". Si el PP mantuviese una postura dialogante y respetuosa con Vox, además de las ventajas ideológicas de las que hablábamos ayer, le abriría mucho campo de juego a Marín, que podría liderar al menos a los votantes que, sin ser de izquierdas, rechazan a Vox. Eso le daría a Cs un nicho en el que sostenerse. Pero nada: se lo ha comido Moreno, con más remilgos centristas que nadie.

Con Vox, en cambio, el resultado es simétricamente el contrario: les abre el campo de juego, marca los contrastes y el partido de Abascal se puede permitir un discurso propio, sin interferencias de ningún tipo. La diferencia es fácil de apreciar si se compara lo que ya pasa en Andalucía (y pasará todavía más si Macarena Olona pisa el acelerador) con el calvario que sufre Rocío Monasterio en Madrid. Se le pegó a la nuca Isabel Díaz Ayuso y se comió medio discurso de Vox (el más goloso), de modo que Monasterio tiene que bailar su chotis sin salirse de un ladrillo.

Ayer concluía diciendo que sería fácil comparar el éxito de las trayectorias de Juanma Moreno y de Isabel Díaz Ayuso para comprobar qué estrategia era más acertada. Otro test para Moreno será contrastar el crecimiento de Vox en Andalucía y el de Madrid.

Tras las elecciones, el PP se encontrará sin vitamina Cs o con un Cs mínimo, muy ahogado por el centrismo mimético del PP; y con un Vox que habrá hecho una campaña sin marcaje, seguramente crecido y, en todo caso, con los votos imprescindibles para cualquier investidura. ¿Echará Moreno su cuarto a Espadas, proponiendo una gran coalición? Aquí parece difícil. Pero Vox llega con los suficientes ninguneos y puñales a sus espaldas como para, escarmentado, amarrar muy bien políticas y puestos de gestión en las negociaciones. Jamás el centrismo fue tan centrífugo como en las estrategias de Juanma Moreno.

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