Motos y padres

Hay más belleza entre el cielo y la Tierra de la que puede soñar, o consumir, nuestra filosofía

Según los psicólogos, gracias al «sistema reticular activador ascendente», somos capaces de ver mejor lo relacionado a nuestras áreas de vivo interés, creándose el curioso efecto práctico de que, cuando estamos pensando en algo, no hallamos más que referencias y relaciones con eso. La capacidad de concentrarnos nos permite expandirnos en círculos concéntricos, aunque haga invisibles otros aspectos. El brasileño Millôr Fernandes ponía un ejemplo sabroso: «¿Belleza? La hay demasiada en el mundo. Sonidos maravillosos, olores indescriptibles, gustos inimaginables, visiones inenarrables. Belleza en el trato, en las creencias, en los pensamientos, en las construcciones, en las imaginaciones… Hay más belleza entre el cielo y la Tierra de la que puede soñar, o consumir, nuestra filosofía. Ahora bien, para alguien con hambre, sólo hay una cosa bonita: la figura dorada, sexy, de un pollo girando en un asador».

Lo he recordado porque ahora, por la calle, yo veo, sobre todo, a padres yendo con sus hijos en moto. Hace treinta años las motos llevaban, principalmente, a chicos con sus amigas o novias. También era gracioso mirarlo porque algunas iban muy dignas detrás con los brazos cruzados o con las manos en los bolsillos, manteniendo un ángulo exacto para no rozarse con el conductor ni siquiera en sus frenéticos frenazos. Cuando la situación se consolidaba, todo resultaba más seguro: una mano se posaba en la cintura o en el hombro. Más tarde podía incluso reclinarse la cabeza en la espalda o, en invierno, meter las manos en los bolsillos del anorak del conductor. Como ven, me fijaba.

Ahora, como el del pollo de Fernandes, me parece que nada más que van padres con sus hijos; y sopeso, solidario, los matices. Desde la emoción estrictamente motorista de los más pequeños, grandes cascos con piernecillas colgantes y cuerpo de velocidad, hasta el desapego (un nuevo ángulo) de los adolescentes, que van poniendo pegas a la conducción. Pasando por el orgullo y la camaradería de los medianos. Con las hijas, todavía es más dulce.

¿Seguirán yendo los ligues en sus motos de arriba abajo? No sé, no los veo, absorbido por el sistema (reticular activo). Cuántas cosas interesantes no nos estaremos perdiendo porque ya no nos interesan tanto. A cambio, qué riqueza en lo que sí. En el mundo hay demasiada belleza… para que podamos disfrutar a manos llenas de la parte que nos toca (el corazón).

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