La columna

Bernardo Palomo

Noches de soledad

No es que esta ciudad se haya caracterizado por el desmedido amor de sus habitantes a salir de noche. Tiene que haber un paso – de la naturaleza que sea – para arrancar al personal de sus habituales acomodos y llevarlos a un centro urbano que, cuando baja la persiana de la última tienda, apaga la vida hasta la mañana siguiente. Pero la cosa se ha agravado últimamente hasta puntos insospechados. Salgan ustedes a partir de las nueve, no verán en la calle ni a un alma. Doy fe porque a esa hora todas las noches tengo que cruzar Medina, Honda y Porvera, y sólo me encuentro, indefectiblemente, a un vendedor de cupones que vuelve a su casa, después de su diario deambular, a la Cruz Roja ofreciendo, ante el Villamarta, a varios desafortunados, su ración vivificadora y a unos pocos de parroquianos de Casa Petra apurando su penúltimo vaso. Lo demás, absoluta desolación. Sólo Atilano, el de la Moderna, conserva, todavía, una mínima joven clientela, pero sin lo agobios de otros tiempos. Incluso, las Casas de Hermandad, aledañas a algunas iglesias, están más vacías que lo estaban habitualmente en estas fechas cuaresmales, cuando el trasiego debe estar mucho más acentuado por mor de ese espíritu avivado que sienten muchos, cuando huelen a Semana Santa y abandonan su atemperada, cuando no apagada, espiritualidad de todo el año. La crisis y, sobre todo, el miedo por lo que hay, también por lo que no hay, por lo que nos dicen  y por las expectativas nefastas que, desde el Gobierno, con su tijera – genial el Peri, como siempre, con su catálogo de utensilios para los recortes y esa sierra mecánica que nos espera de la mano de don Rajoy y sus muchachos – y sus imposiciones, han resguardado, además de asustar, el espíritu y la existencia en unos cuarteles de invierno que se están haciendo demasiado eternos. ¿A dónde va ir la gente que ha perdido impunemente su trabajo, o la que no cobra desde hace meses o la que espera el desenlace cruel de unja regulación de empleo? La ciudad lleva tiempo enferma y en estos momentos está muy grave.

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