Viendo el fútbol lleno de complejos y recelos que sacó a relucir el sexto del ranking FIFA, lo que nos queda es tremendo. España se ha vuelto a colocar en el centro de las pesadillas de todo el mundo tras un cuatrienio dando tumbos. En el ensayo del domingo en La Cerámica pudo comprobarse cómo la tropa de Lopetegui, tras su paso de oca por la fase de grupos y su 6-1 a Argentina está nuevamente en el centro de la preocupación universal.

Sólo un muy grosero error de De Gea impidió que el partido engrosase la lista de éxitos bajo la batuta de Julen. Con ausencias tan principales como Sergio Ramos y Busquets, también sin Carvajal e Isco, el equipo se encontró con su fútbol desde el minuto uno hasta que se fue Iniesta. El manchego sigue en estado de gracia y tardaremos en saber cuánto hemos perdido con su marcha a un fútbol de segundo nivel. Y nos preguntamos si no habrá precipitado su adiós.

La mejor enseñanza que me mostró el ensayo fue que tuvimos más llegada y remate. Al mareo de perdiz habitual le acompañó una verticalidad superior y una llegada por los costados que debe ser el antídoto para tantos recelos como habremos de solventar. La actuación de Azpilicueta como recambio de central fue una nota sobresaliente como la menos sorprendente de Jordi Alba, tanto de apagafuegos para la resta como de estilete a babor en el apartado de la suma.

El error de De Gea fue como el pelo en una sopa muy agradable y como eso no tiene por qué volver a darse nos enfilamos a un tiempo de vísperas muy halagüeño. Con los ausentes ya reseñados, el equipo debe dar una nota aún más alta. Y en este tiempo de esperanza e ilusión, nunca sabe uno si los recelos del rival son buenos o malos. Si el que está un escalón arriba en el ranking nos esperó con el culo pegado a su portería, qué esperaremos de Irán, Marruecos... y Portugal.