HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Nuevo presidente

LOS progres de España quieren hacer olvidar las descortesías del Gobierno con Estados Unidos, alguna, como quedarse sentado al paso de la bandera estadounidense, propio de gente maleducada e irreflexiva, porque es el símbolo de una nación que se sintió agraviada en su conjunto. No lo olvidarán fácilmente. Para los norteamericanos la nación está por encima del origen de cada uno de ellos, de la religión y de la lengua. Estamos acostumbrado a poner en cuestión la existencia de la nación española que nos creemos que en todas parte brilla la falta de respeto como norma. Los progres esperan grandes cosas de Obama, lo malo para nosotros, si es que es malo, es que los ciudadanos americanos también esperan grandes cosas y es complicado que sus intereses coincidan con los de los españoles. En Estados Unidos no andan ya con la psicosis de derecha e izquierda, trastorno bipolar que España sufre gravemente.

Los españoles funcionamos más por sentimentalismo que por sentido común, y el que un mestizo haya alcanzado la más alta magistratura del Estado, abriga esperanzas de revolución. No habrá tal. La nación americana hizo su revolución en el siglo XVIII y su guerra civil al siglo siguiente, cumplió así pronto con las tragedias que hacen madurar a las naciones y, hoy, es la democracia más estable del mundo y Obama va a defender que siga siéndolo porque es lo que se espera de él. Si algún progre ha pensado que Estados Unidos se puede convertir en la avanzadilla del socialismo con leyes extravagantes, ajuste de cuentas políticas y revisiones de sus guerras, se llevará la decepción de quien se instala en la irrealidad y en la falta de juicio. Jura hoy un presidente que no se saldrá de sus obligaciones, que mantendrá la estabilidad de su país y para ello tendrá que mantener algunas guerras contra el terrorismo internacional.

En Europa tenemos con Estados Unidos deudas de agradecimiento: nos ayudó a vencer al fascismo y al nazismo y minó todo lo que pudo las dictaduras socialistas del mundo. No siempre con acierto porque apoyó los movimientos religiosos, tan anticomunistas como antioccidentales, para derrocar regímenes comunistas o afines. Ahora los tenemos en contra por el fracaso de la experiencia de las dictaduras del proletariado. Pero luchará contra ellos con firmeza para seguir siendo un Estado modelo de liberalismo y de libertades: lo más alto y lo más bajo está en Estados Unidos como en ningún otro país, y los ciudadanos están muy satisfechos de sus libertades aunque algunas no les gusten. Como es de esperar, Obama decepcionará a quienes esperan imposibles. Los presidentes de Estados Unidos tienen muy presente los deseos de sus gobernados y no se salen de unas reglas y un orden si no quieren ser destituidos o asesinados. Las elecciones no se adelantan jamás.

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