Tribuna cofrade

Alberto Luis Mena Morales

Ocurrió y te lo cuento

Cruz de guía de la hermandad de la Sagrada Lanzada.

Cruz de guía de la hermandad de la Sagrada Lanzada. / D. J. (Jerez)

Cierto es que la antigüedad en las cofradías es algo muy a tener en cuenta por la diputación mayor de gobierno y es, a mi entender, la manera más justa de ordenar un cortejo de hermanos con el privilegio que supone abrir paso a nuestros amados titulares.

 Soy de aquellos que jamás he pedido sitio, porque se y entiendo el trabajo que al Sr. Diputado Mayor de Gobierno le acarrea colocar a cada hermano en su sitio y sinceramente no es algo que me preocupe mucho, doy prioridad a otras cuestiones, con ir en la fila tengo mas que suficiente. Son unos metros los que nos separan de la cruz de guía al paso y suele ser motivo de enfados e incluso de decisiones más que drásticas, no volver a salir de nazareno. Pregúntenle a ese hermano que el Jueves santo, o cualquier otro día, se encuentra a miles de kilómetros en el banco de un parque en una ciudad fría y gris, preguntadle a ese que está aquí en nuestra propia ciudad en la tercera planta del hospital postrado en la cama sin poder ser partícipe de uno de los días más grandes de su hermandad o aquel que está en paro y en esos días santos tiene que llevar un puñado de euros a casa. Eso es estar lejos de tu devoción y sentirte castigado, piénsalo.

Orgulloso de vestir la túnica y de formar parte de la cofradía que en muchos casos nos ha visto crecer y echar dobladillos de aquella que será nuestra mortaja el día que veamos el verdadero rostro del Señor.

Gracias a Dios no he faltado nunca a mi estación de penitencia, no fui al servicio militar, mis padres no me castigaron por las notas con no salir el Jueves Santo ni tengo hijos que hayan nacido el mismo día de la salida, tampoco ninguna enfermedad me ha dejado en casa. Seguiré rezando para que así sea.

Esta misma cuestión la comentaba con mi amigo y hermano Jesús García Gálvez el mismo Jueves Santo. Hacía mucho tiempo que por razones personales no podía hacer estación de penitencia y por fin este año fue posible. Decía, entre otras muchas cosas interesantes, que vivir a miles de kilómetros de tu hermandad, de tus titulares y de tus hermanos te hace ver las cosas de otra manera y valorar mucho más el simple hecho de estar.

Lo importante es estar, no ser quién. El antifaz precisamente nos aparta del exterior y nos iguala a todos.

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