La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Oltra, Andalucía y los populismos

Es preocupante que el populismo gobierne o cogobierne. Ojalá que en Andalucía se evite

La actitud de Mónica Oltra, de su formación, del Gobierno valenciano y de una parte -afortunadamente solo una parte- de la izquierda mediática ante la imputación de la política por el supuesto encubrimiento del caso de abusos de su ex marido a una menor tutelada, condenado por ello a cinco años de prisión, representa algo tan escandaloso como preocupante.

Es escandalosa la fiesta de apoyo que, con bailes incluidos, le montó Compromís, y que ella y su formación hagan oídos sordos y ojos ciegos a su código ético. Y es peligroso que Oltra afirme que poner en duda la actuación de la justicia es "una cuestión política de defensa democrática", que su imputación es "una cacería política que viene de la extrema derecha", que "los procesos judiciales no cambian la realidad" y que la única línea roja la trazan "la verdad y la realidad", atribuyéndose, frente a la justicia, dónde esté esta línea, qué sea la verdad y la realidad.

Hay algo en este caso tan importante como la subjetividad partidista, los saltos y bailes de Oltra y sus compañeros de Compromís y la defensa irracional y ciegamente ideologizada de una parte de la izquierda mediática (insisto, porque es importante, solo una parte: este caso la ha dividido rompiendo el habitual consenso entre significados medios y periodistas de izquierdas): es el silencio del PSOE, de Unidas Podemos y de las feministas más radicales ante un caso relacionado con el abuso de una menor. Un silencio espeso, culpable, cómplice, cobarde, partidista. Como dijo Ana Pastor, no sospechosa de connivencia con la derecha, en La Sexta: "La ultraderecha está aprovechando este tema, sí, pero hay una sentencia de condena por abusos sexuales a una niña de 14 años por parte del ex marido de Mónica Oltra, y eso es una verdad judicial. De esta niña de 14 años, que ahora es mayor de edad, se están diciendo cosas surrealistas, incluso cómo llegó esposada a declarar siendo la víctima. Qué estaríamos diciendo si (...) no fuera de izquierdas sino de derechas. Me parece alucinante cómo se está gestionando este tema en todos los sentidos".

Debería preocuparnos esta deslegitimación de la justicia, esta arbitraria subjetivación personal y partidista de qué sean la verdad y la realidad, estos silencios cómplices y que los populistas de izquierdas y de derechas accedieran y estén accediendo los gobiernos central y autonómicos. Ojalá Andalucía esquive este peligro.

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