Ordaguillos y ordagazos

Lo racional sería aparcar los tacticismos de cada partido, siquiera fuese por un tacticismo inteligente

El bloqueo político en España puede llevar a la repetición de elecciones. Sin pactos no hay mayorías y nadie parece dispuesto a pactar. Encima, las encuestas y las tendencias vaticinan que la repetición electoral favorecería al PSOE, que es quien tiene el poder de convocarlas; y castigaría a Podemos y a Vox, a los que todos quieren hacer víctimas propiciatorias.

Existe, en consecuencia, un riesgo cierto de que acabemos votando otra vez, porque las posiciones se hacen fuertes y los órdagos (ya sean por prepotencia o por impotencia) se solapan. Ni Podemos quiere votar a Pedro Sánchez sin el ministerio que éste se niega en redondo a darles ni C's quiere rozarse con Vox ni Vox va a votarles a ciegas ni el PP va a facilitar la investidura de Sánchez. Todo se puede desatar en el último momento, pero por ahora el nudo es gordo.

Lo peor es que, salvo mayorías absolutas que difícilmente se producirán con tantos partidos en liza, la repetición de elecciones no es garantía de que se arregle nada.

Los partidos que suban no tendrán más que razones para seguir haciendo la misma política. ¿Y los que bajan? Lo que bajan…, más. Porque los electores que no estaban de acuerdo con la estrategia seguida ya habrán abandonado el partido y los que les queden serán los que respaldan las posturas exigentes, que tienen, si se estudian una a una, sus buenas razones de ser. Cambiar de política significaría coger los votos de quienes quieren una cosa para hacer exactamente la contraria. No sé si esto se está sopesando entre los que piensan en la posibilidad de repetir elecciones.

Querrían que funcionasen como una segunda vuelta, pero no lo serán, porque no lo son. Concurren todos. Y la falta de mayorías absolutas encontrará un escenario todavía más enconado. De hecho, el endurecimiento de las condiciones se deja sentir día tras día y eso sólo iría a más con el enroque que exige una campaña electoral.

Lo racional sería aparcar los tacticismos de cada partido, siquiera fuese por un tacticismo más inteligente. El momento de sentarse a negociar, unos y otros, otros y unos, es ya. Por la sencilla razón de que la estrategia de los trágalas ha fracasado tanto en un lado como en otro del espectro político. Ni los órdagos a la chica han funcionado ni el órdago a la grande de unas nuevas elecciones funcionará tampoco. No debería quedar otro remedio que jugar mejor las cartas y contar todos los puntos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios