Vara y pulgar

Daniel Lamparero

Director de Diario de Jerez

Oro, incienso y albero

Como sabemos a quién hay que mandar la carta a los Reyes, todo lo de los buenos deseos empieza por nosotros mismos

PASADA la Nochevieja y el día de Año Nuevo, a la Navidad les quedan los que quizás sean su días más bonitos, los que los niños son los protagonistas, el 5 de enero con la Cabalgata y los nervios antes de acostarse y el 6 con los regalos de los Reyes Magos, ilusión que se traslada a los mayores tanto por ver las caras de felicidad de los más pequeños como por recordar sus propios sentimientos años atrás.

El año nuevo supone renovar ilusiones, esperanzas y deseos, así que la carta a los Reyes Magos, aunque no escrita, no es exclusiva de los pequeños. Es tradicional pedir salud, sobre todo si no ha tocado la Lotería de Navidad, deseo además plenamente justificado con esta sexta ola llamada ómicron que está propagando la marea de coronavirus con una velocidad de vértigo aunque la infección sea más suave que las anteriores.

Pero puestos a pedir, que nos traigan también lo que Sus Majestades de Oriente llevaron al niño Jesús hasta Belén. Oro, y en cantidades para repartir, para afrontar lo que se nos viene encima y lo que llevamos ya tiempo soportando. Con el precio de la luz batiendo récords una semana sí y otra también -ya casi han dejado de ser noticia los picos del megavatio hora-, la factura eléctrica de 2021 ha sido la más cara de la historia para los usuarios con tarifa regulada. Y para atacar más el bolsillo, los precios siguen disparados y el IPC ha vuelto a repuntar en el último mes de 2021, alcanzando el 6,7%, el mayor crecimiento mensual desde 1983 y la peor tasa anual desde 1992, el año de la Expo de Sevilla y de los Juegos de Barcelona. Así que hace falta oro para soportar lo insoportable...

También se echa de menos el incienso, que ojalá perfume la carrera oficial a mediados de marzo. Sería la mejor señal de la vuelta a la normalidad si la marea esta de Covid que no deja de golpearnos con olas remite de una vez por todas. Después de dos años sin procesiones en Semana Santa, con todo lo que ello supone para la ciudad, la mejor noticia sería la aparición de la cruz de guía de la Borriquita el Domingo de Ramos más allá de los sentimientos religiosos de cada uno, sería la vuelta a la 'normalidad' o 'nueva normalidad' con mascarillas o lo que sea. Como también lo sería la vuelta al albero, que se lo pedimos a los Reyes Magos en vez de mirra: pisar el albero del González Hontoria en Feria, que después de tantas penurias, confinamientos, cese de actividad y hábitos aparcados por la pandemia nos merecemos alguna alegría que borre la tristeza y el pesimismo que lleva aparejado el coronavirus.

Que los Reyes Magos traigan oro, incienso y albero para poder recuperar el optimismo y superar toda esta pesadilla del Covid. Y como sabemos quiénes son los Reyes y a quién hay que mandar la carta, todo esto empieza por nosotros mismos: cuídense mucho, cuiden a los demás y traten de ser felices en este 2022 que tenemos por delante...

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