La nicolumna

Nicolás Montoya

Otoño daltónico

COMO las noches de verano, las mañanas de invierno o los atardeceres de primavera, los días de octubre tienen un color especial donde los sentidos nos ayudan a entender el tono con el que queremos vivir. Como dicen las fábulas, hay que sacar moralejas, y es que lo de las hojas rojas amarronadas, los cielos grises, y las tardes tan tenues son propias del otoño. Aunque hagamos catarsis de nosotros con los restos del naufragio de nuestras vidas tras el verano, el saber concebir los colores melancólicos nos prepara sabiamente para la frialdad del invierno que nos espera. Cada uno de nosotros a su ritmo, a su manera y con un color personal preferido.

Pero lo inconcebible es que nos quieran endiñar colores a la fuerza. Metidos con calzador que no pegan ni en pintura. No solo por el abismo que hay con la realidad, ni con el cómo juegan con nosotros, ni por los significados del arco iris mundial desde el blanco inmaculado de Jorge Mario en el Vaticano hasta el más negro de la hecatombe administrativa de Obama.

Las mentiras difusas que encierran el azul y el blanco se están apoderando de nuestro Jerez. Las noches sin blanca, la palidez del azul frío, las quieren adornar con pinceladas de colores que nadie ve por ningún lado y que no casa con la cromoterapia alternativa para los curritos de a pie. Para que el mundo lo podamos ver de otra manera hace falta mucho más que una paleta de colores obligada, sin contenido en el lienzo y sin sucedáneos de los sentidos. Los colores pueden dar vida o pueden ser el precipicio para la retina, tener capacidad de animar o de desmantelar proyectos. De color sí pueden hablar la gente de la Cruz Roja, o la del verde esperanza del comedor del Salvador. Todo está estudiado. Más entre gente tan osada. Al menos que los proyectos colorimétricos tengan contenido, y no sea una burda miseria subliminal para aprovecharse de la situación, pues parece haber una epidemia dermatológica de una extraña enfermedad en la que los colores de la poca vergüenza no salen tan fácil en las caras duras.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios