La esquina

José Aguilar

PSOE y Podemos: así, no

LOS resultados electorales del 24-M han querido que la pelea entre PSOE y Podemos por la hegemonía de la izquierda se adelante sobre el horario previsto. Tenía que haberse producido en las elecciones generales, con las elecciones del domingo pasado como aperitivo, pero se ha precipitado. El aperitivo se ha convertido en primer plato.

Ello es así porque ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias han triunfado rotundamente. El primero ha liderado los peores resultados socialistas en unas elecciones locales, y el segundo ha visto desinflarse sus expectativas: le ha ido bien con las marcas blancas de las candidaturas de unidad popular, pero ha desvelado su debilidad donde se ha presentado estrictamente como Podemos. Quedó muy lejos de los dos grandes partidos en el peor momento de éstos.

De modo que la única forma que tienen ambos de transformar sus mermados sufragios en triunfos políticos es alcanzando con ellos el máximo poder territorial e institucional posible. ¿Cómo? Mediante pactos que les permitan gobernar ayuntamientos y comunidades autónomas. La dificultad viene del hecho de que estos pactos han de ser, en general, entre ellos mismos. Podemos y PSOE se necesitan en lugares claves y, a la vez, luchan entre ellos. Buscan beneficiarse uno del otro y también compiten abiertamente. Eso explica la dureza de las negociaciones incluso antes de haberlas iniciado. Una dureza preventiva, rayana en la incompatibilidad.

Así, no, se dicen públicamente unos a otros. La voluntad compartida de desalojar al PP es notoriamente insuficiente para desactivar una rivalidad que, como digo, se ha anticipado a su tiempo, y si Podemos (en sus formas franquiciadas) se arriesga a no gobernar Madrid, Barcelona y Cádiz, el PSOE (con sus siglas por delante) puede quedarse sin tres o cuatro autonomías, Sevilla y Córdoba. En todos los casos, en beneficio del Partido Popular.

En el campo socialista existe, además, un factor de división. No es otro que Andalucía, donde Susana Díaz rechaza que el PSOE se entregue a Podemos como única vía de pacto y no desdeña que la abstención del PP la lleve por fin a su investidura como presidenta de la Junta (a cambio de que en Cádiz siga Teófila Martínez). Sin embargo, esta salida imposibilitaría que Podemos haga alcaldes a los candidatos socialistas de Sevilla -irrenunciable para Susana- y Córdoba.

Ya se ve que todo es un lío extraordinario.

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