Alto y claro
José Antonio Carrizosa
El desencanto
COMO un ataque a la comunidad internacional ha sido considerada por Hillary Clinton, secretaria de Estado norteamericana, la publicación por un grupo selecto de diarios de parte de los 250.000 documentos secretos o reservados del propio departamento suministrados por la singular compañía Wikileaks. Se trata de informes elaborados por personal de las embajadas de Estados Unidos en muy diversos países dando cuenta de sus gestiones en defensa de los intereses norteamericanos y análisis de jefes de Estado y de gobierno, personalidades y situaciones planteadas en las naciones en que estaban destinados. De lo conocido hasta ahora se desprende que, al contrario que en otras ocasiones famosas, no existen en estos papeles grandes revelaciones ni operaciones secretas que pongan en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos. Se trata más bien de una relación prolija de la actividad de los embajadores y demás personal diplomático en relación con cuestiones que interesan al Gobierno de Washington, tanto informando de ellas como resaltando sus propios contactos con autoridades y magistraturas nacionales en atención a los propósitos perseguidos. Lo más llamativo son, quizás, los comentarios vertidos sobre gobernantes diversos, tanto amigos como enemigos de Estados Unidos, que pueden provocar incomodidades en las altas esferas, pero no afectar sustancialmente a las relaciones bilaterales con los países implicados. Seguramente tiene razón el Departamento de Estado al considerar delictiva la filtración de estos documentos, clasificados en el país de origen, aunque resultará difícil descubrir y perseguir a los autores de la misma. Por lo demás, tanto el portal Wikileaks como los periódicos seleccionados por éste para difundir tales documentos, así como todos los demás medios que se están haciendo eco de su contenido, están haciendo uso del derecho a la libertad de expresión y propagando lo que creen de interés general. Los medios de comunicación no están para tapar los secretos de los gobiernos, sino para intentar acercar la verdad a los ciudadanos. La mayor cantidad de verdad posible.
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