Escribir hoy sobre educación en Andalucía cuando se plantean discusiones sobre aspectos de funcionamiento es abrir una puerta a la participación en la elaboración de estrategias de mejora y de solución de problemas de cara a los cambios que se avecinan o a los resultados de las metodologías empleadas hasta el momento.

Según se nos hace saber, se están estudiando iniciativas como los desdobles de grupos en las materias instrumentales, la ratio y el refuerzo educativo, así como la asistencia jurídica y psicológica gratuita al personal docente por hechos derivados de su ejercicio profesional en los centros educativos (incluida por primera vez en una ley), así como el procedimiento a emplear en las sustituciones del profesorado.

Conocer la realidad de nuestra comunidad, de nuestros centros y de nuestro entorno (aunque no se puedan generalizar las características) debe servir para, tras analizar la experiencia pasada y la situación presente, diseñar un futuro en el que estén presentes las necesidades formativas de un pueblo, el andaluz, que aspira a consolidar sus posibilidades de expansión y difusión del patrimonio cultural y humano heredero de siglos de tradición renovadora y espíritu emprendedor.

Cada persona, en su ámbito profesional, familiar y de ocio, debe contribuir a que la transformación vital sea un hecho consumado y no un continuo reproche al resto del mundo. El esfuerzo por la consecución de metas fijadas y el ímpetu rompedor debe estar presente en los objetivos marcados sin perder de vista las particulares circunstancias que lastran el desarrollo de las estrategias de aprendizaje.

Una fuerte apuesta por la formación pedagógica, cultural y humana unida al apoyo a la sensibilidad creadora y el espíritu crítico dentro de un marco de respeto y diálogo debe ser el ambiente en el que se planteen las mejoras que se puedan emprender con el entusiasmo de la comunidad educativa en pleno, sin disensiones tras llegar a un acuerdo posible.