La Crestería

Manuel sotelino

Paseíllo en el Puerto

Quien firma esta columna vive, in situ, a la hora del cierre de nuestro periódico lo que significa el comienzo de un festejo taurino en El Puerto de Santa María.

El viento de Levante se convierte en el coliseo portuense en brisa fresca que agrada al aficionado. Los toros de Garcigrande servirán para la terna compuesta por El Juli, Manzanares, y el portuense Daniel Crespo, que entró a última hora por la puerta de la sustitución.

Lástima que el fenómeno de esta temporada que es el sevillano Pablo Aguado no pudo estar presente por mor de una lesión sufrida hace unos días en la plaza de Gijón.

Muchos aficionados devolvieron sus entradas al no estar presente Aguado en el cartel. Pero la tarde era la misma, con Aguado o sin él.

Ya lo dijo Joselito que "el que no ha vivido un día de toros en El Puerto no sabe lo que es una corrida de toros". Y bien es cierto que respirar el aire fresco de sus salinas mientras se desarrolla el paseíllo en este amplio coso no tiene parangón. La música de Maestro Dueñas tocando el maravilloso pasodoble 'Toros en El Puerto' compuesto por el maestro Abel Moreno junto con el paseíllo de los toreros es un disfrute que bien vale una entrada.

El caso es que este columnista improvisado vive intensamente estos momentos previos a una corrida de toros.

No puedo dejar de reconocer que, a pesar de tanto animalista engañado por las multinacionales que tratan de vender artículos para mascotas y pasado de frenada de tanto dibujo animado de Disney, uno se siente taurófilo hasta las cachas.

Por la gracia de Dios.

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