José Luis Repetto Betes

El Patrón de Jerez (II)

 E L Libro del Repartimiento, documento fechado el 3 de Octubre de 1265, a poco menos de un año de la conquista cristiana de Jerez, es el primero que nos señala la existencia en Jerez de una collación o parroquia con el nombre de San Dionisio. Va en sexto lugar del citado Libro del Repartimiento, precediéndole las collaciones del Salvador y de cada uno de los Cuatro Evangelistas. Puede, pues, afirmarse que el culto a San Dionisio se remonta a la misma reconquista, siendo lo más probable, según los mejores historiadores, que así como la mezquita mayor se consagró al Salvador y se le asignó la primera y la más grande collación, así también los demás templos parroquiales de las distintas collaciones fueran inicialmente mezquitas consagradas al culto cristiano. Puede que sea oportuno decir que todas las collaciones y sus templos parroquiales se encontraban en el intramuros de la ciudad, no habiendo ninguna en los arrabales y afueras de la ciudad. Por ello, y siguiendo el derecho canónico entonces vigente, todos los habitantes de cualquier barrio periférico eran feligreses de la Iglesia Mayor, y eso deja intuir el texto del privilegio a los canónigos de la misma, que firmó Alfonso el Sabio el 23 de Septiembre de dicho año 1265. Es, pues, lo más probable que así como la primitiva Colegiata fue una mezquita cristianizada, cuyo oratorio o lugar de oración ocupaba el perímetro de la actual Plaza de la Encarnación y lo que es hoy la Catedral ocupaba el sitio de lo que fuera el Patio de las purificaciones, típico de las mezquitas, así también donde hoy vemos las parroquias de cada uno de los Evangelistas y la de San Dionisio hay que pensar que en la conquista de 1264 había una mezquita.  Parece que las mezquitas de Sharis o Jerez habían sido construidas por los almorávides y los almohades en los ss. XI-XIII, y no siendo construcciones de fortaleza arquitectónica, en el siglo XIV ya debieron presentar amagos de ruina, y por ello, aunque no sólo por ello, empezaron a ser sustituidas por nuevas construcciones de factura principalmente cristiana. Parece que es en el s. XIV cuando se acomete la construcción mudéjar de San Dionisio que se termina con su magnífico ábside central en el siglo XV. Ese ábside está hoy tapado con el retablo mayor, procedente del suprimido colegio jesuita de Santa Ana de los Mártires, y ha ganado en belleza y magnificencia cuando en el último arreglo del templo, costeado por el Ayuntamiento, se limpió el retablo y recuperó su brillo, como ahora puede verse. Parece que nunca fue mucha la devoción de Jerez a San Dionisio. Pero su fiesta, el 9 de Octubre, se celebró durante siglos con una procesión cívico-militar que iba desde la Colegial portando el Pendón de la Ciudad hasta la Parroquia de San Dionisio, donde se celebraba solemne función religiosa, con canto del Tedeum y panegírico encargado a los más acreditados oradores sagrados del momento. Se editaron algunos de estos sermones. Por entonces no estaba viva la duda ni la discusión de qué San Dionisio era el patrono de Jerez. Se le llamaba Areopagita y se le hacía obispo de París y mártir, y además cefalóforo, es decir que había llevado su cabeza cortada en sus propias manos. El luego cardenal y por entonces Arzobispo de Sevilla, Beato Marcelo Spínola, consiguió de Roma en 1896 que se aprobara oficio y misa de San Dionisio Areopagita, al que se calificaba de “patrono principal de esta ciudad”. En algunos antiguos misales de nuestras parroquias, naturalmente anteriores al misal de Pablo VI, venía al final, a veces pegada, una hoja impresa con la misa de San Dionisio. El cambio de misal en 1969 habrá hecho que desaparezcan casi todos estos misales antiguos. Puede que quede alguno en alguna iglesia jerezana. El que esto escribe vio y usó un misal con esta añadidura de la misa del Patrón de Jerez.

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