Me entusiasma la idea. Crear una red de metro en Jerez para poder trasladarse de una punta a otra es un sueño que muchos deseábamos ver cumplido algún día. Pero ni por asomo pensábamos que se fuera a hacer realidad tan pronto. Lo mejor de todo es que semejante proyecto no nos va a salir ni muy caro. Sin necesidad de grandes inversiones para las obras -pues no habría que agujerear el suelo para hacer túneles-, el Ayuntamiento ha presentado esta idea revolucionaria gracias a la cual ya contamos con siete líneas de metro, que resultarían de enorme utilidad si no fuera porque los trayectos no se hacen sentado en un vagón, sino a pie, porque el presupuesto no llega para comprar trenes.

Habrá quien considere que en Jerez, donde hace poco se prometían soberbios tranvías y maravillosas escaleras mecánicas para no tener que subir las cuestas (pero donde, a cambio, tenemos una red de autobuses urbanos casi tan ruinosos como las calles que recorren), presentar ahora una red de metro sin metro podría parecer recochineo. Pero hay que tener en cuenta el factor de la sostenibilidad, que al sustituir los transportes públicos por este concepto de ciudad basado en las cañadas reales, quedaría garantizado. Además, si se puede comprar leche que no es exactamente leche, y se puede pedir en los bares el café, pero con la condición de que no sea café, ¿por qué aquí no nos íbamos a permitir esta pequeña licencia locomotriz de inaugurar una red de metro que, salvo en el detalle de carecer de trenes, no tiene nada que envidiar a la de Madrid o Barcelona?

Todos nos habíamos imaginado alguna vez entrando en una boca de metro, por ejemplo, en la plaza Belén para hacer trasbordo en Porvera y coger luego la línea que llevara hasta la avenida de Lola Flores. Pues vamos a tener que seguir imaginándolo porque, aunque todas esas paradas aparezcan en nuestro plano de metro tácito, el servicio que presta se limitará a informar de las distancias que separan esas hipotéticas paradas. Y del tiempo que se tarda andando, por ejemplo, desde el Alcázar hasta las Puertas del Sur (que por lo que he observado en el citado plano, es el mismo que se tarda en hacer el trayecto en sentido inverso, lo cual, siendo cuesta arriba, es algo muy de agradecer.)

Aunque, ya puestos a revolucionar las maneras de medir los tiempos y espacios de esta ciudad machacada, mientras se van ideando proyectos turísticos similares (como podría ser una base aeronáutica para patinadores o una sucursal del museo del Prado, pero con fotocopias de los cuadros colgadas de la pared), también se podría establecer una red de metro alternativa que calculara las distancias por las latas aplastadas que se encuentran por la calle, por las bolsas de plástico, o por los kilos de basura desperdigada en el suelo. Si la distancia entre la Catedral y la plaza Plateros se puede calcular en minutos, ¿por qué no medirla en cagadas de perro? Desde la calle Matadero hasta el Mamelón no creo que pasaran de ciento cincuenta.

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