La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

'De Película' ya no es lo que era

Si una película tratara de una oleada de incendios en un mundo arrasado por un virus se la tacharía de exagerada

Ver durante la quinta ola de la pandemia las imágenes de los incendios que azotan Grecia, Turquía y California nos sitúa en un horizonte catastrófico del que tal vez no seamos del todo conscientes por su larga duración y su disolución en la cotidianidad. El cine venía profetizándolo machaconamente desde que en los años 70 resurgieron las películas de catástrofes provocadas por volcanes (Krakatoa: al Este de Java, 1969), virus (El puente de Casandra, 1969), terroristas (Aeropuerto, 1970), gérmenes extraterrestres (La amenaza de Andrómeda, 1971), olas gigantes (La aventura del Poseidón, 1972), temblores de tierra (Terremoto, 1974), incendios (El coloso en llamas, 1974) o bichos (Tiburón, 1975).

Desde marzo de 2020 vimos y vivimos lo que jamás creímos que veríamos y viviríamos. Primero las calles de Nueva York, Roma, París, Londres, Madrid y todas las ciudades del mundo desiertas. Solo en una película, El mundo, la carne y el demonio, se había visto algo igual. Después los pabellones deportivos convertidos en morgues gigantescas. Todo había empezado, siempre como en las películas, en un laboratorio de la China comunista: otro clásico de las pelis de la Guerra Fría, cuando las amenazas mundiales venían desde Rusia con amor. Hace pocos días la OMS volvía a pedir al Gobierno chino que dejara investigar el origen del virus, aclarando que "no se trata de hacer política, culparse unos a otros o señalar a otros con el dedo, sino de la necesidad que tenemos todos de entender cómo cualquier patógeno pudo saltar a la población humana". China respondió calificando la petición de "arrogante". Lo dicho, de película.

Antes "de película" aludía a cosas tan hermosas y perfectas como solo se veían en el cine. Ahora alude a las catástrofes. Sumen al virus que ha matado a más de cuatro millones de personas los incendios agravados por el cambio climático. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, los efectos del fenómeno no son un problema para las generaciones futuras: ya pueden verse porque el cambio climático aumenta la probabilidad de sequías, tormentas y otras anomalías climáticas haciendo que lo que sucedía una vez cada 100 años esté sucediendo una vez cada 10 años. Si una película situara los gigantescos incendios relacionados con el cambio climático en un mundo devastado por un virus se la tacharía de exagerada. Pues la realidad lo ha superado.

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