Vivir en Jerez

AYER pasaba por la calle Medina y no daba crédito a lo que veía. La mitad de sus tiendas estaban cerradas y no con el famoso cartelito de 'vuelvo en cinco minutos'. Cerradas a cal y canto y desde hace tiempo. La céntrica vía ha dejado de ser lo que era y parece que evidencia lo que es la auténtica 'medina' o ciudad en la época actual. La crisis no ha hecho ascos a ninguno de los sectores y se ha cobrado muchos cadáveres: cafeterías que ya no sirven tostadas a media mañana ni helados de turrón en las tardes de verano; tiendas de ropa en las que los maniquíes desnudos miran descarados a todo el que pase por allí y zapaterías en las que hace años que nadie pone un pie. Lo peor de todo es que parece que a muchos les da igual y sólo piensan en tirarse los trastos porque no se miran con una sonrisa esperanzadora las nuevas cifras del paro. Vale, en la ciudad ha bajado, pero eso seguro que no congratula a quienes deben ir cada día a tentar la suerte a la oficina del INEM.

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